Fondare 160 Risultati per: �Cuál

  • Pero los discípulos chocaron con la oposición de Barjesús -llamado Elimas, que significa mago- el cual quería impedir que el procónsul abrazara la fe. (Hechos 13, 8)

  • Velen por ustedes, y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha constituido guardianes para apacentar a la Iglesia de Dios, que él adquirió al precio de su propia sangre. (Hechos 20, 28)

  • ¿Cuál es entonces la superioridad del judío, y qué utilidad tiene la circuncisión? (Romanos 3, 1)

  • el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. (Romanos 4, 25)

  • Pero gracias a Dios, ustedes, después de haber sido esclavos del pecado, han obedecido de corazón a la regla de doctrina, a la cual fueron confiados, (Romanos 6, 17)

  • A ellos pertenecen también los patriarcas, y de ellos desciende Cristo según su condición humana, el cual está por encima de todo, Dios bendito eternamente. Amén. (Romanos 9, 5)

  • No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto. (Romanos 12, 2)

  • Según la gracia que Dios me ha dado, yo puse los cimientos como lo hace un buen arquitecto, y otro edifica encima. Que cada cual se fije bien de qué manera construye. (I Corintios 3, 10)

  • ¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente la Buena Noticia, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere. (I Corintios 9, 18)

  • No nos rebelemos contra Dios, como algunos de ellos, por lo cual murieron víctimas del Ángel exterminador. (I Corintios 10, 10)

  • Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles. (I Corintios 15, 1)

  • Y si el ministerio que llevaba a la condenación fue tan glorioso, ¡cuál no será la gloria del ministerio que conduce a la justicia! (II Corintios 3, 9)


“Deve-se caminhar em nuvens cada vez que se termina uma confissão!” São Padre Pio de Pietrelcina