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  • No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien bendigan, pues para esto han sido llamados; y de este modo recibirán la bendición. (1º Carta de Pedro 3, 9)

  • Pues no sin razón el Evangelio ha sido anunciado a muchos que han muerto; si bien en cuanto seres humanos han recibido la sentencia de muerte, a través del Espíritu viven para Dios. (1º Carta de Pedro 4, 6)

  • El fin de todas las cosas está cerca; vivan, pues, con sensatez, y dediquen sus noches a la oración. (1º Carta de Pedro 4, 7)

  • Ha llegado el tiempo del juicio, y éste empieza por la casa de Dios. Pues si comienza por nosotros, ¿qué fin tendrán los que se niegan a creer en el Evangelio? (1º Carta de Pedro 4, 17)

  • Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que, llegado el momento, él los levante. (1º Carta de Pedro 5, 6)

  • He recurrido a Silvano, nuestro hermano, para escribirles estas breves líneas, pues lo considero digno de toda confianza. Quise animarlos y recalcar que esto es gracia de Dios: estén firmes. (1º Carta de Pedro 5, 12)

  • A consecuencia de esto creemos más firmemente en el mensaje de los profetas, y deben tenerlo como una lámpara que luce en un lugar oscuro, hasta que se levante el día y el lucero de la mañana brille en sus corazones. (2º Carta de Pedro 1, 19)

  • Y, sin embargo, se lo doy como un mandamiento nuevo, porque es realmente novedad tanto en ustedes como en Jesucristo; ya se van disipando las tinieblas y brilla la luz verdadera. (1º Carta de Juan 2, 8)

  • Vuelvan a ti, Señor y Dios nuestro, la gloria, el honor y el poder, pues tú lo mereces. Tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. (Apocalipsis 4, 11)

  • Y mi visión continuó: oí a un águila que volaba por lo más alto del cielo y que decía con voz potente: «¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra cuando resuene el sonido de las trompetas que los tres últimos ángeles van a tocar!» (Apocalipsis 8, 13)

  • Entonces el ángel que había visto de pie sobre el mar y la tierra levantó su mano derecha al cielo (Apocalipsis 10, 5)

  • Entonces el dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, es decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús. (Apocalipsis 12, 17)


“Não sejamos mesquinhos com Deus que tanto nos enriquece.” São Padre Pio de Pietrelcina