Fondare 1804 Risultati per: oso

  • El que guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. Pues Dios permanece en nosotros, y lo sabemos por el Espíritu que nos ha dado. (1º Carta de Juan 3, 24)

  • Ustedes, hijitos, son de Dios, y ya han logrado la victoria sobre esa gente, pues el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo. (1º Carta de Juan 4, 4)

  • Nosotros, en cambio, somos de Dios; el que conoce a Dios nos escucha, pero el que no conoce a Dios no nos hace caso. Así es como reconocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. (1º Carta de Juan 4, 6)

  • Miren cómo se manifestó el amor de Dios entre nosotros: Dios envió a su Hijo único a este mundo para que tengamos vida por medio de él. (1º Carta de Juan 4, 9)

  • En esto está el amor; no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados. (1º Carta de Juan 4, 10)

  • Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos mutuamente. (1º Carta de Juan 4, 11)

  • A Dios no lo ha visto nadie jamás, pero si nos amamos unos a otros, Dios está entre nosotros y su amor da todos sus frutos entre nosotros. (1º Carta de Juan 4, 12)

  • Y ¿cómo sabemos que permanecemos en Dios y él en nosotros? Porque nos ha comunicado su Espíritu. (1º Carta de Juan 4, 13)

  • Pero también hemos visto nosotros, y declaramos, que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo. (1º Carta de Juan 4, 14)

  • Cuando el amor alcanza en nosotros su perfección, miramos con confianza al día del juicio, porque ya somos en este mundo como es El. (1º Carta de Juan 4, 17)

  • Si uno dice «Yo amo a Dios» y odia a su hermano, es un mentiroso. Si no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. (1º Carta de Juan 4, 20)

  • Quien cree en el Hijo de Dios está guardando en sí la declaración de Dios. Quien no cree, hace a Dios mentiroso, ya que no cree al testimonio de Dios en favor de su Hijo. (1º Carta de Juan 5, 10)


“Deus não opera prodígios onde não há fé.” São Padre Pio de Pietrelcina