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  • Por otra parte, eres testigo del juramento de Ragüel, que no puedo quebrantar.» Rafael salió para Ragués de Media y se hospedó en casa de Gabael. Le presentó el recibo y Gabael le entregó todos los sacos de dinero que estaban sellados. (Tobías 9, 5)

  • Entonces Ragüel le entregó a su esposa Sara y la mitad de todos sus bienes: bueyes, carneros, burros, camellos, ropas, plata y utensilios, (Tobías 10, 10)

  • Llenó una bolsa con harina de cebada, tortas de higos y panes puros, lo envolvió todo y se lo entregó a su sierva, junto con un cuero lleno de vino y un cántaro de aceite. (Judit 10, 5)

  • Después hizo rodar el cuerpo lejos del lecho y arrancó las cortinas de las columnas. En seguida salió y entregó la cabeza de Holofernes a su sirvienta, (Judit 13, 9)

  • El rey se sacó el anillo de su mano y se lo entregó a Amán, el perseguidor de los judíos, con estas palabras: «¡Quédate con tu plata! (Ester 3, 10)

  • Le entregó, después, una copia de la condenación a muerte de los judíos, que había sido publicada en Susa, para que se la pasara a Ester y ésta la leyera. También le pedía a Ester que fuera a hablar con el rey para interceder por su pueblo y conseguir la revocación del edicto. «Acuérdate, le decía, de cuando vivías humildemente y de que yo te daba de comer con mi mano. Pues has de saber que Amán, el segundo del reino, le ha pedido al rey que nos condene a muerte. Invoca al Señor, habla por nosotros al rey, líbranos de la muerte.» (Ester 4, 8)

  • Si tus hijos pecaron contra él, él ya los entregó en manos de su maldad. (Job 8, 4)

  • esos hombres a os que se entregó el país, antes que pasara ningún extranjero. (Job 15, 19)

  • Entregó sus cosechas al pulgón y el fruto de su trabajo a las langostas. (Salmos 78, 46)

  • Le dio rienda suelta a su cólera, no preservó sus vidas de la muerte y entregó sus personas a la peste. (Salmos 78, 50)

  • Tanto era su enojo con los suyos que entregó su pueblo a la espada; (Salmos 78, 62)

  • Los entregó en manos de los paganos y los que los odiaban los dominaron. (Salmos 106, 41)


“Recorramos a Jesus e não às pessoas, pois só ele nunca nos faltará.” São Padre Pio de Pietrelcina