Salmos, 28
1. De David A ti clamo, Señor; roca mía, no te hagas el sordo; si tú te quedas mudo, yo seré como los que bajan a la tumba.
1. De David A ti clamo, Señor; roca mía, no te hagas el sordo; si tú te quedas mudo, yo seré como los que bajan a la tumba.
“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina