35. Raquel le dijo: "No se enfade mi señor si no puedo levantarme ante él, pues tengo lo que es habitual en las mujeres". Así él buscó y rebuscó, pero no pudo encontrar sus ídolos.





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina