3. Recibieron de manos de Moisés todas las ofrendas que los israelitas habían traído para la construcción del santuario. Los israelitas seguían llevando espontáneamente sus ofrendas todas las mañanas;





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina