Exodo, 34
13. Antes bien, destruid sus altares, romped sus estelas, destrozad sus cipos.
13. Antes bien, destruid sus altares, romped sus estelas, destrozad sus cipos.
El Capítulo 34 de Exodus relaciona la renovación del pacto de Dios con Moisés y los hijos de Israel después del episodio de la pantorrilla dorada. El capítulo incluye la proclamación de los mandamientos del pacto, así como las instrucciones para la adoración y la observancia del sábado. Aquí hay cinco versos relacionados con los temas abordados en Exodus 34:
Deuteronomio 7:9: "Sepa, por lo tanto, que el Señor, su Dios, es Dios; él es el Dios fiel, que sostiene el pacto y la bondad para mil generaciones de los que aman y lo obedecen en sus mandamientos". Este versículo destaca la fidelidad de Dios para mantener su pacto con el pueblo de Israel, uno de los mensajes principales en el Capítulo 34.
Levítico 19:3: "Cada uno de ustedes debe tener reverencia por su madre y su padre y obedecer mis sábados. Soy el Señor, su Dios". La observancia del sábado es un tema importante en Éxodo 34, y este verso de Levítico refuerza la importancia de este mandamiento.
Deuteronomio 4:23: "Tenga cuidado de no olvidar el pacto de que el Señor, tu Dios, ha hecho contigo; no hagas a sí mismos ídolos de ningún tipo como una figura de hombres o mujeres". El Capítulo 34 de Éxodo incluye una advertencia contra la idolatría, y este versículo de Deuteronomio refuerza la importancia de obedecer este mandamiento.
Salmo 25:10: "Todas las formas del Señor son amor y fidelidad a quienes cumplen con sus preceptos y sus convenios". Este versículo destaca la importancia de la obediencia a los mandamientos de Dios, uno de los principales mensajes de Éxodo 34.
Jeremías 31:33: "Este es el pacto que haré con la comunidad de Israel después de esos días", dice el Señor. "Pondré mi ley en su corazón y la escribiré en sus corazones. Seré su Dios y ellos serán mi pueblo". Este versículo destaca la importancia de la ley y la obediencia de Dios, así como la promesa de un nuevo pacto con el pueblo de Israel.
“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina
