11. En las cartas, el rey concedía a los judíos, fuera cualquiera la ciudad en que habitasen, el derecho de unirse para defender la propia vida, y de matar, exterminar y acabar con las personas armadas de cualquier pueblo o provincia que los atacasen, incluidos las mujeres y los niños, así como de apoderarse del botín.





“Jesus e a sua alma devem cultivar a vinha de comum acordo.” São Padre Pio de Pietrelcina