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Ester, 7

2. También el segundo día dijo el rey a Ester, durante el banquete: «¿Qué deseas pedir, reina Ester?, pues te será concedido. ¿Cuál es tu deseo? Aunque fuera la mitad del reino, se cumplirá.»

Kapcsolódó versek Ester, 7:

Esther 7 cuenta la culminación de la historia de Esther cuando revela la conspiración de Hamán de matar a su pueblo con el rey Ahasuer y logra salvarse a sí mismos y a los judíos del persa de la destrucción. Los versos relacionados con los temas cubiertos en Esther 7 son:

Proverbios 26:27: "Lo que hace que un pozo caerá en él; y la piedra volverá a quienes lo giran". Este versículo habla sobre cómo las malas acciones de una persona pueden volverse contra él, que es exactamente lo que le sucede a Hamán cuando se revela su plan malvado y es ejecutado en la fuerza que había preparado para Mordeca.

Salmo 7:15-16: "Hizo un pozo y lo cayó, pero cayó en la tumba que ha preparado. Su violencia volverá sobre su propia cabeza, y sobre su propia frontera descenderá su maldad". Este versículo también retrata la idea de que aquellos que planean el mal eventualmente sufrirán las consecuencias de sus acciones.

Eclesiastés 10:8: "Qué abrir un pozo caerá en él; y qué romper la pared, una serpiente lo morderá". Este versículo tiene un mensaje similar al de los dos anteriores, que es que aquellos que planean el mal eventualmente sufrirán las consecuencias de sus acciones.

Proverbios 28:18: "Lo que es sinceramente se salva, pero los malvados en sus formas caerán pronto". Este versículo destaca la importancia de actuar con sinceridad y honestidad, que es ejemplificada por Esther en contraste con la maldad y la astucia de Hamán.

Proverbios 11:5: "La justicia de sincera enderezará a su manera, pero lo perverso para su maldad caerá". Este versículo también enfatiza la importancia de la justicia y la justicia, que es lo que prevalece al final de la historia de Esther cuando Hamán es derrotado y se hace justicia para el pueblo judío.





“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina