23. Aquella noche, Jacob se levantó, tomó a sus dos mujeres, a sus dos sirvientas y a sus once hijos, y cruzó el vado de Iaboc.





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina