Talált 409 Eredmények: vuestro
¿Ha habido un dios que haya ido a buscar una nación en medio de otra a fuerza de tantas pruebas, milagros y prodigios, de violencia, con mano fuerte y brazo poderoso, en medio de tremendas hazañas, como las hizo el Señor, vuestro Dios, por vosotros en Egipto, como todos habéis visto? (Deuteronomio 4, 34)
Seguid en todo el camino que os ha mandado el Señor, vuestro Dios; de esta manera viviréis y seréis felices y serán largos vuestros días en la tierra que vais a poseer. (Deuteronomio 5, 33)
Éstas son las leyes, mandamientos y preceptos que el Señor, vuestro Dios, me mandó enseñaros para que los pongáis en práctica en la tierra en la que vais a entrar y a poseerla; (Deuteronomio 6, 1)
No tentéis al Señor, vuestro Dios, como lo hicisteis en Masá. (Deuteronomio 6, 16)
Guardad con gran cuidado los mandamientos del Señor, vuestro Dios, los preceptos y las leyes que él os da. (Deuteronomio 6, 17)
Como las naciones que el Señor destruye a vuestro paso, así seréis destruidos vosotros por no haber escuchado la voz del Señor, vuestro Dios. (Deuteronomio 8, 20)
Cuando vi que habíais pecado contra el Señor, vuestro Dios, y que os habíais hecho un becerro de metal fundido, apartándoos bien pronto del camino que os había señalado el Señor, (Deuteronomio 9, 16)
Tomé entonces el becerro que os habíais hecho, que era causa de vuestro pecado, lo eché al fuego y, moliéndolo bien hasta reducirlo a polvo, lo tiré al agua del torrente que bajaba de la montaña. (Deuteronomio 9, 21)
Y cuando el Señor os mandó salir de Cades Barne diciéndoos que subierais a tomar posesión de la tierra que os daba, fuisteis rebeldes a la voz del Señor, vuestro Dios, no le creísteis ni escuchasteis su palabra. (Deuteronomio 9, 23)
Circuncidad vuestro corazón y no sigáis más con vuestra cabeza dura, (Deuteronomio 10, 16)
pues el Señor, vuestro Dios, es el Dios de los dioses y Señor de los señores, el Dios grande, fuerte y temible, que no admite acepción de personas ni se deja comprar con regalos. (Deuteronomio 10, 17)
Reconocedlo hoy -no se trata de vuestros hijos, que ni han conocido ni han visto-, reconoced las lecciones del Señor, vuestro Dios, la grandeza y la fuerza de su brazo poderoso, (Deuteronomio 11, 2)