Talált 17 Eredmények: verdadera

  • Pero si la acusación es verdadera y no se han encontrado en la joven las pruebas de la virginidad, (Deuteronomio 22, 20)

  • Los judíos hirieron con la espada a todos sus enemigos. Fue una verdadera matanza, un auténtico exterminio, haciendo de sus enemigos todo lo que quisieron. (Ester 9, 5)

  • Pero yo, Señor, te elevo mi plegaria, ésta es la hora en que me debes ser propicio; escúchame, Dios mío, por tu inmensa bondad, pues tú eres la verdadera salvación. (Salmos 69, 14)

  • El injusto adquiere ganancias falsas, pero el que siembra la justicia tiene recompensa verdadera. (Proverbios 11, 18)

  • La prudencia es la verdadera ancianidad, la vida intachable es la honrada vejez. (Sabiduría 4, 9)

  • La visión de las tardes y de las mañanas, de que se ha hablado, es verdadera. Pero tú manténla en secreto, pues se refiere a tiempos todavía lejanos. (Daniel 8, 26)

  • En el año tercero de Ciro, rey de Persia, una palabra fue revelada a Daniel, llamado por sobrenombre Baltasar; palabra verdadera, anuncio de una gran lucha. Él comprendió la palabra y alcanzó inteligencia en la visión. (Daniel 10, 1)

  • Tenía en su boca la verdadera doctrina, y en sus labios no se encontró falsedad alguna, sino que se portaba conmigo con integridad y rectitud, y a muchos otros apartó del mal camino. (Malaquías 2, 6)

  • Existía la luz verdadera, que con su venida a este mundo ilumina a todo hombre. (Juan 1, 9)

  • Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. (Juan 6, 55)

  • "Yo soy la vid verdadera y mi Padre el viñador. (Juan 15, 1)

  • sino que es judío el que lo es en el interior, y la verdadera circuncisión es la del corazón, según el espíritu, no según la letra; cuya alabanza no viene de los hombres, sino de Dios. (Romanos 2, 29)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina