Talált 290 Eredmények: tomó

  • Tomó, pues, la palabra Elihú, hijo de Baraquel, el buzita, y dijo: Joven de años soy, y vosotros estáis cargados de ellos; por eso no me atrevía, intimidado, a manifestar mi parecer. (Job 32, 6)

  • Gorgias tomó cinco mil soldados escogidos de infantería y mil de caballería, y se puso en marcha de noche (I Macabeos 4, 1)

  • Tomó después consigo a los judíos de Galilea y Arbata con sus mujeres, hijos y todo lo que tenían, y los llevó con gozo a Judea. (I Macabeos 5, 23)

  • Judas, con sus hermanos, se puso en marcha para luchar contra los descendientes de Esaú en la región meridional. Tomó Hebrón y sus aldeas, derribó sus fortificaciones e incendió las torres de sus murallas. (I Macabeos 5, 65)

  • Jonatán tomó el mando y sucedió a su hermano Judas. (I Macabeos 9, 31)

  • Tomó, finalmente, a los hijos de los jefes del país como rehenes y los puso bajo vigilancia en la ciudadela de Jerusalén. (I Macabeos 9, 53)

  • Tomó consigo plata, oro, vestidos y otros muchos presentes y se encaminó hacia Tolemaida para hablar con el rey, obteniendo favorable acogida. (I Macabeos 11, 24)

  • Los de Gaza se rindieron, y Jonatán hizo con ellos un tratado de paz; pero tomó como rehenes a los hijos de los jefes y los mandó a Jerusalén. Él continuó el recorrido por la región, y llegó hasta Damasco. (I Macabeos 11, 62)

  • Los habitantes se rindieron. Simón hizo con ellos un tratado de paz; pero los echó de allí, tomó posesión de la ciudad y dejó una guarnición en ella. (I Macabeos 11, 66)

  • Entre tantos títulos de gloria, tomó a Jafa y la hizo puerto, abriendo camino a las islas del mar. (I Macabeos 14, 5)

  • Pero Menelao, cuando tomó posesión del cargo, no se preocupó de pagar el dinero prometido, a pesar de las intimaciones de Sóstrates, jefe de la acrópolis, (II Macabeos 4, 27)

  • Se difundió el falso rumor de la muerte de Antíoco, y Jasón, con unos mil hombres, asaltó de improviso la ciudad. Ésta se defendió guarneciendo las murallas; pero Jasón tomó la ciudad, y Menelao se refugió en la acrópolis. (II Macabeos 5, 5)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina