Talált 149 Eredmények: señal de Gedeón

  • Pero Gedeón les respondió: "No reinaré yo sobre vosotros ni mi hijo, porque es el Señor quien debe reinar sobre vosotros". (Jueces 8, 23)

  • Gedeón hizo con ellos un efod, que colocó en su ciudad, en Ofrá. Todo Israel se prostituyó ante él, y esto fue para Gedeón y su casa la causa de su ruina. (Jueces 8, 27)

  • Los madianitas quedaron sometidos a los israelitas y no volvieron a levantar cabeza. El país estuvo en paz cuarenta años mientras vivió Gedeón. (Jueces 8, 28)

  • Gedeón tuvo setenta hijos, pues tenía muchas mujeres. (Jueces 8, 30)

  • Gedeón, hijo de Joás, murió en buena ancianidad y fue sepultado en la tumba de su padre, Joás, en Ofrá de Abiezer. (Jueces 8, 32)

  • Al morir Gedeón, los israelitas volvieron a prostituirse ante los baales y tomaron por dios a Baal Berit. (Jueces 8, 33)

  • y no demostraron agradecimiento a la casa de Yerubaal, o sea Gedeón, por todo el bien que había hecho a Israel. (Jueces 8, 35)

  • Los israelitas habían convenido con los emboscados, como señal, que éstos harían surgir de la ciudad una columna de humo. (Jueces 20, 38)

  • Pero entonces comenzó a levantarse de la ciudad la señal, una columna de humo; y Benjamín, volviendo los ojos atrás, se dio cuenta del incendio de la ciudad, que subía al cielo. (Jueces 20, 40)

  • Te servirá de señal lo que sucederá a tus dos hijos, Jofní y Fineés: morirán los dos en el mismo día. (I Samuel 2, 34)

  • Entonces Samuel tomó la redoma del aceite, la derramó sobre su cabeza, le besó y dijo: "¿No es el Señor quien te ha ungido como jefe de su pueblo, Israel? Tú regirás al pueblo del Señor y lo librarás de los enemigos que le rodean. Ésta es la señal de que el Señor te ha ungido como jefe de su heredad: (I Samuel 10, 1)

  • Pero si nos dicen que subamos, lo haremos, pues eso será la señal de que el Señor los ha entregado en nuestras manos". (I Samuel 14, 10)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina