Talált 1769 Eredmények: pues

  • no devolváis mal por mal ni injuria, por injuria sino todo lo contrario bendecid siempre pues para esto habéis sido llamados para ser herederos de la bendición. (I Pedro 3, 9)

  • Pues el Señor mira por los que practican la justicia y tiene los oídos atentos a sus súplicas; pero el Señor se enfrenta con los criminales (I Pedro 3, 12)

  • Pues también Cristo murió una vez por los pecados el justo por los injustos, con el fin de llevarnos a Dios. Sufrió la muerte corporal, pero fue devuelto a la vida espiritual; (I Pedro 3, 18)

  • Ante todo amaos ardientemente unos a otros, pues el amor alcanza el perdón de todos los pecados. (I Pedro 4, 8)

  • Dichosos vosotros, si sois ultrajados en nombre de Cristo, pues el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios alienta en vosotros. (I Pedro 4, 14)

  • Pues ha llegado el tiempo de comenzar el juicio de Dios por el pueblo de Dios. Y si el juicio empieza por nosotros, ¿cuál será el fin que aguarda a los que se han mostrado rebeldes al evangelio de Dios?. (I Pedro 4, 17)

  • Pues si el justo se salva a duras penas, ¿adónde irán a parar el injusto y el pecador?. (I Pedro 4, 18)

  • Así pues, incluso los que sufren en conformidad con la voluntad de Dios, que continúen haciendo el bien y que se pongan en manos del creador, que es fiel. (I Pedro 4, 19)

  • Humillaos, pues bajo la poderosa mano de Dios, para que os ensalce a su debido tiempo. (I Pedro 5, 6)

  • Descargad sobre él todas vuestras preocupaciones, pues él cuida de vosotros. (I Pedro 5, 7)

  • pues si estas virtudes se encuentran en vosotros y van en aumento, no permaneceréis ociosos y estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. (II Pedro 1, 8)

  • pues considero un deber estimularos con mis exhortaciones mientras habito en esta tienda de campaña, (II Pedro 1, 13)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina