Talált 31 Eredmények: pequeños
Se alejaron de la tienda de Coré, Datán y Abirán. Datán y Abirán habían salido, y estaban a la entrada de sus tiendas con sus mujeres, sus hijos y sus pequeños. (Números 16, 27)
No tengáis en cuenta en vuestros juicios la apariencia de la persona; oíd a los pequeños lo mismo que a los grandes sin temor a nadie, pues el juicio pertenece a Dios. Y si os encontráis con alguna causa difícil, traedla a mí para que yo la resuelva. (Deuteronomio 1, 17)
Anda, castiga a Amalec y destruye sin piedad todas sus cosas; mata hombres y mujeres, mayores y pequeños, bueyes y ovejas, camellos y asnos". (I Samuel 15, 3)
y seiscientos escudos más pequeños de oro batido, empleando poco más de kilo y medio por cada uno. Y el rey los puso en la sala "Bosque del Líbano". (I Reyes 10, 17)
Se sorteó la custodia de cada una de las puertas entre las distintas familias patriarcales, sin distinción entre grandes y pequeños. (I Crónicas 26, 13)
y 300 escudos de oro batido más pequeños, a tres kilos y medio de oro cada uno; y los pusieron en la sala "Bosque del Líbano". (II Crónicas 9, 16)
Todo el que no buscara al Señor, Dios de Israel, sin distinguir entre grandes o pequeños, hombres o mujeres, sería condenado a muerte. (II Crónicas 15, 13)
Todo Judá permanecía de pie delante del Señor, incluidas sus mujeres e hijos pequeños. (II Crónicas 20, 13)
Bajo sus órdenes estaban Eden, Minyamín, Jesúa, Semayas, Amarías y Secanías, los cuales residían permanentemente en las ciudades sacerdotales para hacer la distribución entre sus hermanos divididos en clases, lo mismo a grandes que a pequeños, (II Crónicas 31, 15)
Nabucodonosor se llevó para Babilonia los objetos del templo de Dios, grandes y pequeños; los tesoros del templo y los tesoros del rey y a sus jefes. (II Crónicas 36, 18)
Todos, grandes y pequeños, se habían ido, y no había nadie en la tienda. Judit, de pie junto a la cama, dijo interiormente: "Señor, Dios omnipotente, mira en este momento la obra de mis manos para la exaltación de Jerusalén. (Judit 13, 4)
Allí se mezclan grandes y pequeños, y el esclavo se ve libre de su amo. (Job 3, 19)