Talált 56 Eredmények: pensamientos

  • Como se alza el cielo por encima de la tierra se elevan mis caminos sobre vuestros caminos y mis pensamientos sobre vuestros pensamientos. (Isaías 55, 9)

  • Purifica tu corazón del mal, oh Jerusalén, para que puedas salvarte. ¿Hasta cuándo guardarás en ti tus perversos pensamientos? (Jeremías 4, 14)

  • ¡Pero tú, Señor omnipotente, que juzgas con justicia y ves los sentimientos y los pensamientos, haz que yo pueda ver tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa! (Jeremías 11, 20)

  • ¡Señor omnipotente que juzgas con justicia, que ves los sentimientos y los pensamientos, haz que yo vea tu venganza sobre ellos, pues en tus manos he dejado mi causa! (Jeremías 20, 12)

  • Pero nosotros no hemos aplacado el rostro del Señor convirtiéndose cada uno de los pensamientos de su perverso corazón. (Baruc 2, 8)

  • Oh rey, los pensamientos que te preocupaban en la cama se referían al futuro, y aquel que revela los secretos te ha dado a conocer lo que sucederá. (Daniel 2, 29)

  • En cuanto a mí, este misterio me ha sido revelado no porque yo posea una sabiduría superior a la de todos los hombres, sino con el solo objeto de indicar la interpretación al rey y de que tú comprendieras los pensamientos de tu corazón. (Daniel 2, 30)

  • cuando tuve un sueño que me asustó, y los pensamientos que me asaltaron estando en la cama y las visiones de mi imaginación me dejaron turbado. (Daniel 4, 2)

  • Daniel, a quien llamaban Baltasar, quedó turbado y aturdido un rato; sus pensamientos le atormentaban. Pero el rey rompió el silencio y dijo: "Baltasar, no te asuste el sueño ni su interpretación". Baltasar le dijo: "¡Oh mi Señor, ojalá el sueño se volviera contra los que te odian y su significado contra los enemigos! (Daniel 4, 16)

  • mudó de color y le asaltaron terribles pensamientos; se le relajaron las articulaciones de sus caderas y sus rodillas se pusieron a temblar una contra otra. (Daniel 5, 6)

  • La reina, enterada de las palabras del rey y de sus dignatarios, entró en la sala del convite, rompió el silencio y dijo: "¡Oh rey, vive eternamente! No te turben tus pensamientos ni se te mude el color del semblante. (Daniel 5, 10)

  • Aquí termina la relación. Yo, Daniel, quedé turbado por estos pensamientos y se me demudó el color del rostro. Pero lo guardé todo en mi corazón. (Daniel 7, 28)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina