Talált 41 Eredmények: odio

  • Los labios sinceros apagan el odio, y el que difunde calumnias es un necio. (Proverbios 10, 18)

  • Más vale una ración de verduras con amor que buey cebado con odio. (Proverbios 15, 17)

  • el odio puede ocultarse bajo la simulación, pero su malicia será desenmascarada en la asamblea. (Proverbios 26, 26)

  • Ciertamente he examinado todo esto, y he comprobado que los justos y los sabios y sus obras están en las manos de Dios. El hombre no conoce ni el amor ni el odio, y ambas cosas son a sus ojos (Eclesiastés 9, 1)

  • Mientras, sobre los pecadores cayeron los castigos, no sin precederles las señales precursoras de violentos rayos; pues justamente padecían por sus maldades, por haber alimentado el odio más feroz contra los extranjeros. (Sabiduría 19, 13)

  • Muchas cosas odio, pero ninguna tanto como a él. El Señor también lo odia. (Eclesiástico 27, 24)

  • Acuérdate de tu final, y deja el odio. Acuérdate de la corrupción y la muerte, y guarda los mandamientos. (Eclesiástico 28, 6)

  • Pues yo, el Señor, amo la justicia y odio la rapiña y el crimen. Fielmente les daré su recompensa y haré con ellos un pacto eterno. (Isaías 61, 8)

  • Ellos te tratarán con odio y se llevarán todo lo que has reunido, dejándote desnuda, al descubierto. Será descubierta la vergüenza de tus prostituciones. Tus impurezas y tu desvergüenza (Ezequiel 23, 29)

  • Esto dice el Señor Dios: "Porque los filisteos han actuado por espíritu de venganza y se han vengado, llena el alma de odio, exterminando a impulsos de una enemistad de siglos, (Ezequiel 25, 15)

  • Porque has alimentado un odio secular y has entregado a la espada a los israelitas el día de su último crimen, (Ezequiel 35, 5)

  • por mi vida, dice el Señor Dios, que procederé contigo con arreglo al furor y a la pasión que tú has mostrado en tu odio contra ellos, y me manifestaré en medio de ellos cuando te juzgue. (Ezequiel 35, 11)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina