Talált 716 Eredmények: nombre

  • También su concubina, que vivía en Siquén, le dio un hijo, al que puso por nombre Abimelec. (Jueces 8, 31)

  • La mujer fue a contárselo a su marido: "Me ha venido a ver un hombre de Dios; tenía el aspecto de un ángel de Dios, lleno de majestad. No le pregunté de dónde era ni él me dijo su nombre. (Jueces 13, 6)

  • El ángel del Señor le respondió: "¿Para qué preguntas por mi nombre? Es misterioso". (Jueces 13, 18)

  • La mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre Sansón. El niño crecía y el Señor le bendecía. (Jueces 13, 24)

  • Booz añadió: "Pero si compras el campo a Noemí, deberás casarte con Rut, la moabita, mujer del difunto, para perpetuar el nombre de Elimélec en su heredad". (Rut 4, 5)

  • tomo además por mujer a Rut, la moabita, mujer que fue de Majlón, para perpetuar el nombre del difunto sobre su heredad y para que no se borre su nombre de entre sus hermanos y de la puerta de la ciudad. Vosotros sois hoy testigos de ello". (Rut 4, 10)

  • Las mujeres decían a Noemí: "Bendito sea el Señor, que ha querido que no te faltase un heredero y que el nombre del difunto se conserve en Israel. (Rut 4, 14)

  • Ana concibió y dio a luz un hijo, al que puso por nombre Samuel, porque dijo: "Se lo pedí al Señor". (I Samuel 1, 20)

  • y al niño le puso por nombre Icabod, diciendo: "Ha pasado la gloria de Israel", aludiendo a la pérdida del arca, a su suegro y a su marido. (I Samuel 4, 21)

  • El Señor no rechazará a su pueblo por la gloria de su gran nombre, porque el Señor se ha dignado hacer de vosotros su pueblo. (I Samuel 12, 22)

  • David le respondió: "Tú vienes contra mí con espada, lanza y venablo; pero yo voy contra ti en nombre del Señor todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado. (I Samuel 17, 45)

  • Los jefes de los filisteos hacían incursiones, y en todas ellas David obtenía mayor éxito que todos los demás servidores de Saúl. Y así su nombre se hizo muy famoso. (I Samuel 18, 30)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina