Talált 177 Eredmények: miedo

  • Desde hoy empiezo a difundir el terror y el miedo hacia ti entre los pueblos que hay bajo el cielo: todo el que oiga el ruido de tus pasos será presa de terror y de angustia. (Deuteronomio 2, 25)

  • Yo estaba entonces entre el Señor y vosotros como mediador de las palabras del Señor, pues vosotros no habíais subido a la montaña por miedo al fuego. Él dijo: (Deuteronomio 5, 5)

  • pues yo tenía miedo de la ira y el furor con que estaba irritado el Señor contra vosotros hasta el extremo de querer destruiros. Esta vez todavía me escuchó el Señor. (Deuteronomio 9, 19)

  • Cuando salgas a hacer la guerra contra tus enemigos y veas los caballos y los carros de un pueblo más numeroso que tú, no tengas miedo de ello, pues el Señor, tu Dios, está contigo, el mismo que te sacó de Egipto. (Deuteronomio 20, 1)

  • Los jefes seguirán diciendo a la tropa: ¿Hay alguien que tenga miedo y se acobarde? Que se vuelva a su casa para que no contagie la cobardía a sus hermanos. (Deuteronomio 20, 8)

  • Entonces todos sus conciudadanos lo matarán a pedradas. Así extirparás la maldad de en medio de ti, y todo Israel, al saberlo, cobrará miedo. (Deuteronomio 21, 21)

  • Desencadenará sobre ti todas las plagas de Egipto, que tanto miedo te infundían, y se pegarán a ti. (Deuteronomio 28, 60)

  • y les dijo: "Yo sé que el Señor os ha dado esta tierra; nosotros estamos llenos de miedo, y todos los habitantes de la región tiemblan ante vosotros, (Josué 2, 9)

  • Y dijeron: "El Señor ha entregado toda esta región en nuestras manos; todos los habitantes están muertos de miedo ante nosotros". (Josué 2, 24)

  • El Señor dijo a Josué: "No tengas miedo ni te acobardes. Toma contigo todos los hombres de guerra, levántate y sube contra Ay. Mira, yo pongo en tus manos al rey de Ay, a su pueblo, su ciudad y su tierra. (Josué 8, 1)

  • se llenó de miedo, porque Gabaón era una ciudad importante, una de las ciudades reales, más grande que Ay, y todos sus habitantes eran valientes. (Josué 10, 2)

  • Yael salió al encuentro de Sísara y le dijo: "Entra, señor mío, entra; no tengas ningún miedo". Él entró en la tienda, y ella lo cubrió con una alfombra. (Jueces 4, 18)


“Viva feliz. Sirva ao Senhor alegremente e com o espírito despreocupado.” São Padre Pio de Pietrelcina