Talált 149 Eredmények: habrá

  • No hay recuerdo de las cosas pasadas; ni de las futuras tampoco habrá recuerdo entre los que serán después. (Eclesiastés 1, 11)

  • Condenémoslo a una muerte infame, pues, según dice, habrá quien vele por él". (Sabiduría 2, 20)

  • Cuando pagan, el prestamista apenas recibirá la mitad, y podrá estimarlo una suerte. Y si no puede pagar, le dejará sin su dinero y se habrá granjeado de balde un enemigo, que le devolverá maldiciones e insultos, y en vez de honra, ultrajes. (Eclesiástico 29, 6)

  • El hombre fuerte se hará estopa, y su obra una chispa; arderán los dos juntos, y no habrá quien lo extinga. (Isaías 1, 31)

  • Y ved lo que sucederá: en lugar de perfume habrá podredumbre; en lugar de cinturón, una cuerda; en lugar de peinados, calvicie; en lugar de vestidos lujosos habrá un saco; en lugar de belleza, la marca de la infamia. (Isaías 3, 24)

  • Llanto y lamento habrá en tus puertas, y yacerás desolada en el polvo. (Isaías 3, 26)

  • En mis oídos ha sonado la palabra del Señor omnipotente: ¡Las muchas casas quedarán en ruinas; grandes y bellas, no habrá quien las habite! (Isaías 5, 9)

  • Habrá aquel día contra él un bramido como el bramido de la mar; mirarán al país, y habrá sólo oscuridad; la luz quedará oscurecida por espesas nubes. (Isaías 5, 30)

  • Habrá que entrar allá con flechas y arcos porque todo el país será espinas y zarzas. (Isaías 7, 24)

  • mirará hacia la tierra, y sólo habrá angustia, oscuridad, desolación y tinieblas, espesa lobreguez. Mas no (por siempre) las tinieblas sobre el que está en angustia. (Isaías 8, 22)

  • habrá un sendero para el resto de su pueblo superviviente de Asiria, como hubo uno para Israel el día que subió de la tierra de Egipto. (Isaías 11, 16)

  • Aquel día habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablarán la lengua de Canaán y jurarán por el Señor todopoderoso. Una de ellas se llamará Ciudad del Sol. (Isaías 19, 18)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina