Talált 599 Eredmények: fruto del Espíritu

  • Entonces los servidores de Saúl le dijeron: "Un espíritu maligno, enviado por Dios, se apodera de ti. (I Samuel 16, 15)

  • Da una orden, y tus siervos, que están a tu servicio, buscarán a un hombre que sepa tocar la cítara; cuando venga sobre ti el espíritu maligno, tocará con su mano, y tú mejorarás". (I Samuel 16, 16)

  • Y así, cuando el espíritu maligno asaltaba a Saúl, David tomaba la cítara y tocaba; entonces Saúl se calmaba, mejoraba y el espíritu maligno se alejaba de él. (I Samuel 16, 23)

  • Al día siguiente un espíritu maligno enviado por Dios asaltó a Saúl, que andaba como loco por la casa. David se puso a tocar la cítara, como otros días. Saúl tenía una lanza en su mano (I Samuel 18, 10)

  • Pero un espíritu maligno enviado por el Señor se apoderó de Saúl. Estaba sentado en su casa y tenía la lanza en su mano. David tocaba el arpa. (I Samuel 19, 9)

  • envió mensajeros para que lo apresasen. Ellos vieron la comunidad de profetas profetizando. Samuel estaba al frente de ellos. Entonces el espíritu del Señor se apoderó de los mensajeros y se pusieron también ellos a profetizar. (I Samuel 19, 20)

  • Desde allí fueron a Nayot de Ramá. Pero el espíritu del Señor se apoderó también de él y fue profetizando hasta su llegada a Nayot de Ramá. (I Samuel 19, 23)

  • Saúl se disfrazó, poniéndose otros vestidos, y partió llevando consigo otros dos hombres. Llegaron de noche a casa de la mujer, y le dijo: "Adivíname el futuro por medio de un espíritu y evócame al que yo te diga". (I Samuel 28, 8)

  • Pero el rey le dijo: "No temas. ¿Qué has visto?". Y respondió: "He visto un espíritu que sube de la tierra". (I Samuel 28, 13)

  • El rey preguntó a Sibá: "¿Qué quieres hacer con esto?". Sibá respondió: "Los asnos son para la familia del rey, para que monte en ellos; el pan y el fruto del tiempo, para que coman los muchachos, y el vino, para dar de beber al que esté fatigado en el desierto". (II Samuel 16, 2)

  • El espíritu del Señor ha hablado por mí, y su palabra está en mi lengua. (II Samuel 23, 2)

  • Y va a suceder que, cuando yo me separe de ti, el espíritu del Señor te llevará a un lugar que yo no sé, y después de haber ido a dar la nueva a Ajab, él, al no encontrarte, me matará. Con todo, tu siervo teme al Señor desde su mocedad. (I Reyes 18, 12)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina