Talált 264 Eredmények: falsos profetas

  • incontables viajes con peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de los de mi raza, peligros de los paganos, peligros en la ciudad, peligros en los desiertos, peligros en el mar, peligros de los falsos hermanos; (II Corintios 11, 26)

  • a pesar de que esos falsos hermanos intrusos se habían infiltrado entre nosotros para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y hacernos esclavos de la ley. (Gálatas 2, 4)

  • edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas. La piedra angular de este edificio es Cristo Jesús, (Efesios 2, 20)

  • secreto que no se dio a conocer a los hombres de las generaciones pasadas, y que ahora se lo ha manifestado a sus santos apóstoles y profetas por medio del Espíritu. (Efesios 3, 5)

  • Él a unos constituyó apóstoles; a otros, profetas; a unos evangelistas, y a otros pastores y maestros, (Efesios 4, 11)

  • Digo esto para que nadie os engañe con razonamientos falsos. (Colosenses 2, 4)

  • que mataron a Jesús, el Señor, y a los profetas; y a nosotros nos han perseguido y desagradan a Dios, siendo enemigos de todos los hombres (I Tesalonicenses 2, 15)

  • Dios, después de haber hablado muchas veces y en diversas formas a nuestros padres por medio de los profetas, (Hebreos 1, 1)

  • ¿Y qué más diré? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, lo mismo que de Samuel y los profetas, (Hebreos 11, 32)

  • Hermanos, tomad como modelos de constancia y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. (Santiago 5, 10)

  • En esta salvación centraron sus estudios e investigaciones los profetas que anunciaron la gracia que Dios os tenía destinada. (I Pedro 1, 10)

  • con lo cual nos confirmamos más aún en la palabra de los profetas. Por tanto, vosotros mismos hacéis bien en poner en ella vuestra atención, como en lámpara que luce en lugar tenebroso hasta que alboree el día y el lucero de la mañana despunte en vuestros corazones. (II Pedro 1, 19)


“Que Nossa Senhora aumente a graça em você e a faça digna do Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina