Talált 1353 Eredmények: contra

  • Tú, la creencia que tienes, guárdala para ti y para Dios. Dichoso el que toma una decisión y no obra contra su conciencia. (Romanos 14, 22)

  • Hermanos, os ruego que no perdáis de vista a los que causan divisiones y escándalos contra la doctrina que habéis aprendido, y apartaos de ellos; (Romanos 16, 17)

  • De este modo pecáis contra los hermanos, al hacer daño a su conciencia aún no formada, y contra el mismo Cristo. (I Corintios 8, 12)

  • No protestéis contra Dios como algunos de ellos lo hicieron, y acabaron en manos del exterminador. (I Corintios 10, 10)

  • Incluso seríamos falsos testigos de Dios, pues contra Dios testificamos que ha resucitado a Cristo, mientras que no lo ha resucitado si los muertos no resucitan. (I Corintios 15, 15)

  • pues se me ha abierto una puerta grande y prometedora para mi trabajo, aunque tengo muchos en contra. (I Corintios 16, 9)

  • Os ruego que no me obliguéis cuando esté con vosotros a dar pruebas de esta valentía, de la que estoy dispuesto a usar contra los que piensan que procedo por motivos puramente humanos; (II Corintios 10, 2)

  • y toda altanería que se levante contra el conocimiento de Dios, de someter todo entendimiento a la voluntad de Cristo, (II Corintios 10, 5)

  • Porque no tengo ningún poder contra la verdad; sólo lo tengo a favor de ella. (II Corintios 13, 8)

  • La ley, por tanto, ¿está contra las promesas de Dios? De ninguna manera. Si se hubiera dado una ley capaz de vivificar, entonces la justicia hubiera sido realmente por la ley. (Gálatas 3, 21)

  • Porque la carne lucha contra el espíritu, y el espíritu contra la carne; pues estas cosas están una frente a la otra para que no hagáis lo que queréis. (Gálatas 5, 17)

  • mansedumbre, continencia; contra estas cosas no hay ley. (Gálatas 5, 23)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina