Talált 156 Eredmények: Resto
"Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá; a Josué, hijo de Yehosadac, sumo sacerdote, y al resto del pueblo lo siguiente: (Ageo 2, 2)
Esto dice el Señor omnipotente: "Si el resto de este pueblo juzga que esto es imposible, ¿lo tendré yo que juzgar también como imposible?", palabra del Señor omnipotente. (Zacarías 8, 6)
Pero ahora no seré como antes para con el resto de este pueblo, palabra del Señor todopoderoso. (Zacarías 8, 11)
Pues yo sembraré la paz; la viña dará su fruto, la tierra dará sus productos y el cielo enviará su rocío. Yo daré todo esto en posesión al resto de este pueblo. (Zacarías 8, 12)
Quitaré de su boca la sangre, y de entre sus dientes las comidas prohibidas. Ellos serán también como un resto para nuestro Dios, y como una familia en Judá. Ecrón será como el jebuseo. (Zacarías 9, 7)
El Señor reunirá a todas las naciones para luchar contra Jerusalén. La ciudad será tomada, las casas serán saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de la ciudad saldrá para el destierro, pero el resto del pueblo no será exterminado de la ciudad. (Zacarías 14, 2)
El fariseo, de pie, hacía en su interior esta oración: Dios mío, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano; (Lucas 18, 11)
y se quedó con parte del precio, sabiéndolo su mujer; llevó el resto y lo puso a los pies de los apóstoles. (Hechos 5, 2)
Isaías clama sobre Israel: Aunque el número de los israelitas fuera como la arena del mar, sólo un resto se salvará; (Romanos 9, 27)
Pues así también en el tiempo presente Dios ha elegido generosamente un resto. (Romanos 11, 5)
de hecho, así se expresa en todas las cartas cuando trata de este tema. Es cierto que en éstas se encuentran algunos puntos difíciles, que los ignorantes e inestables tergiversan para su propia perdición, lo mismo que hacen con el resto de la Sagrada Escritura. (II Pedro 3, 16)
El dragón se irritó contra la mujer, y se fue a hacer la guerra al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y son fieles testigos de Jesús. (Apocalipsis 12, 17)