Talált 38 Eredmények: Olor

  • Poca cosa son los sacrificios de olor agradable y es menos que nada la grasa de los holocaustos, pero es grande sobremanera el que te teme. (Judit 16, 16)

  • El olor intolerable hacía que nadie se acercara a llevar a aquel que poco antes pensaba tocar los astros del cielo con su mano. (II Macabeos 9, 10)

  • Más dulces que el vino tus amores son, suave es el olor de tus perfumes. Tu nombre es un perfume refinado; por eso las jóvenes se enamoran de ti. (Cantar 1, 3)

  • ¡Qué delicioso es tu amor, hermana mía, novia mía, qué delicioso tu amor, más que el vino! ¡Y el olor de tus perfumes más que todos los aromas! (Cantar 4, 10)

  • La ofrenda del justo da lustre al altar, y su suave olor se eleva hasta el altísimo. (Eclesiástico 35, 5)

  • Derramad buen olor, como incienso. Floreced como lirio, exhalad suave olor y celebrad sus loores, bendecid al Señor por todas sus obras. (Eclesiástico 39, 14)

  • Cuando él extendía su mano a la copa y ofrecía la sangre de la uva derramándola al pie del altar, como suave olor para el altísimo, rey del universo, (Eclesiástico 50, 15)

  • Los sátrapas, prefectos, gobernadores y ministros se acercaron y comprobaron que el fuego no había hecho ningún mal a la persona de aquellos jóvenes y que ni siquiera un pelo de su cabeza se había quemado, ni sus vestidos se habían alterado; más aún, ni el olor del fuego había quedado en ellos. (Daniel 3, 94)

  • El azote que viene del norte lo alejaré de vosotros y lo guiaré hacia una tierra árida y desolada: su vanguardia hacia el mar oriental, y hacia el mar occidental su retaguardia. Y subirá su mal olor y subirá su fetidez; sí, él ha hecho grandes cosas". (Joel 2, 20)

  • Envié contra vosotros una peste como la de Egipto, maté a espada a vuestra juventud e hice subir el mal olor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor. (Amós 4, 10)

  • María, por su parte, tomó una libra de perfume de nardo puro, de gran precio, y ungió los pies de Jesús, enjugándolos luego con sus cabellos, por lo que la casa se llenó del olor del perfume. (Juan 12, 3)

  • para éstos, olor de muerte que mata; para aquéllos, olor de vida que da vida. ¿Y quién está a la altura de tal misión? (II Corintios 2, 16)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina