Talált 271 Eredmények: Llegó
pero cuando llegó al lugar llamado "Los Ídolos", cerca de Guilgal, se volvió y dijo: "Tengo un mensaje secreto para ti, oh rey". El rey respondió: "¡Silencio!", y mandó salir a todos los que estaban con él. (Jueces 3, 19)
Tan pronto como llegó a tierra de Israel, tocó la trompeta en la montaña de Efraín, y los israelitas bajaron con él de la montaña. Él iba en cabeza. (Jueces 3, 27)
Pero Yael, mujer de Jéber, tomó un clavo de la tienda y un martillo, y se acercó silenciosamente a él y le clavó en la sien el clavo, que llegó hasta la tierra. Sísara estaba profundamente dormido, agotado de cansancio, y murió. (Jueces 4, 21)
Entre tanto llegó Barac, que perseguía a Sísara. Yael salió a su encuentro y le dijo: "Ven, y te enseñaré al hombre a quien buscas". Entró con ella. Sísara yacía muerto, con el clavo en la sien. (Jueces 4, 22)
Cuando llegó Gedeón, un hombre estaba contando un sueño a un compañero suyo. Decía: "He tenido un sueño: veía un pan redondo de cebada que rodaba por el campamento de los madianitas. Llegó a la tienda, chocó contra ella, le dio la vuelta y la derribó en tierra". (Jueces 7, 13)
Gedeón, con sus trescientos, llegó al Jordán y lo atravesó. Él y los que lo acompañaban estaban muertos de hambre y de sed. (Jueces 8, 4)
Abimelec llegó a la torre y la sitió; se acercó a la puerta para prenderle fuego, (Jueces 9, 52)
porque cuando venía de Egipto, cruzó el desierto hasta el mar Rojo y llegó a Cades. (Jueces 11, 16)
Después marchó por el desierto, rodeando la tierra de Edón y de Moab, y llegó al este de Moab. Acampó al otro lado del río Arnón, sin entrar en los términos de Moab, porque Arnón es la frontera de Moab. (Jueces 11, 18)
Manóaj se levantó, siguió a su mujer, llegó donde estaba el hombre y le dijo: "¿Eres tú el que ha hablado a esta mujer?". Él respondió: "Yo soy". (Jueces 13, 11)
Cuando llegó a Lejí, los filisteos corrieron a su encuentro. Entonces el espíritu del Señor se apoderó de él; las sogas con que estaba atado fueron como hilos de lino quemados por el fuego y las ataduras de sus brazos se deshicieron. (Jueces 15, 14)
Así Micá llegó a tener un santuario; hizo un efod e ídolos familiares y nombró sacerdote a uno de sus hijos. (Jueces 17, 5)