Talált 34 Eredmények: Ignominia

  • Una camilla le fue preparada en medio de sus muertos, y toda la gente está en torno a su sepulcro; todos incircuncisos, muertos a espada, ellos que sembraban el pánico con su ignominia junto a aquellos que bajan a la fosa y yacen entre los muertos a espada. (Ezequiel 32, 25)

  • Allí están todos los jefes del norte y todos los sidonios, que descendieron con los muertos, a pesar del pánico que sembraban, confundidos a pesar de su prepotencia; yacen, incircuncisos, con los muertos a espada. Han cargado con su ignominia junto con los que bajan a la fosa. (Ezequiel 32, 30)

  • Y cuando vivan seguros en su territorio sin que nadie los atemorice, sentirán el peso de su ignominia y de todas las infidelidades que cometieron contra mí. (Ezequiel 39, 26)

  • Por eso no se acercarán más a mí para servirme en las funciones sacerdotales, ni para tocar mis cosas santas y santísimas, sino que soportarán la ignominia de las monstruosidades que han cometido. (Ezequiel 44, 13)

  • Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán; unos para la vida eterna, otros para la vergüenza y la ignominia perpetua. (Daniel 12, 2)

  • Cuantos más eran, más han pecado contra mí y han cambiado su gloria por la ignominia. (Oseas 4, 7)

  • Cuando terminan sus borracheras, comienzan sus prostituciones; cambian la gloria por la ignominia. (Oseas 4, 18)

  • El Señor decreta contra ti: "No se propagará tu nombre más; exterminaré del templo de tus dioses estatuas e ídolos fundidos, y haré de tu sepulcro un lugar de ignominia". (Nahún 1, 14)

  • en medio de gloria y de ignominia, de calumnia y buena fama; como impostores, aunque veraces; (II Corintios 6, 8)

  • fijando nuestra mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien, para obtener la gloria que se le proponía, soportó la cruz, aceptando valientemente la ignominia, y está sentado a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12, 2)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina