Talált 1094 Eredmények: Entonces

  • Entonces Pedro, en pie con los once, les dirigió en voz alta estas palabras: "Judíos y habitantes todos de Jerusalén: percataos bien de esto y prestad atención a mis palabras. (Hechos 2, 14)

  • Y Pedro les dijo: "Arrepentíos, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo para el perdón de vuestros pecados; entonces recibiréis el don del Espíritu Santo. (Hechos 2, 38)

  • Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: "Jefes del pueblo y ancianos de Israel, (Hechos 4, 8)

  • Intervino entonces el sumo sacerdote con todos los de su partido -la secta de los saduceos-. Llenos de furor, (Hechos 5, 17)

  • Entonces el prefecto fue con los alguaciles y los trajo, pero sin emplear la violencia, porque temían que el pueblo los apedrease. (Hechos 5, 26)

  • Entonces sobornaron a unos hombres para que dijeran: "Nosotros hemos oído a éste decir blasfemias contra Moisés y contra Dios". (Hechos 6, 11)

  • Entonces todos los que estaban sentados en el tribunal clavaron sus ojos en él y vieron su rostro como el rostro de un ángel. (Hechos 6, 15)

  • Salió entonces de la tierra de los caldeos y vivió en Jarán. Y allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en que vosotros habitáis ahora; (Hechos 7, 4)

  • Sobrevino entonces en todo Egipto y en Canaán tal hambre y escasez que nuestros padres no encontraban qué comer. (Hechos 7, 11)

  • Entonces José mandó llamar a su padre Jacob y a toda la familia, compuesta de setenta y cinco personas. (Hechos 7, 14)

  • Dios, entonces, les volvió las espaldas y los entregó al culto de los astros, como está escrito en el libro de los profetas: ¿Me ofrecisteis sacrificios y ofrendas en el desierto durante cuarenta años, casa de Israel? (Hechos 7, 42)

  • Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo. (Hechos 8, 17)


“Todas as percepções humanas, de onde quer que venham, incluem o bem e o mal. É necessário saber determinar e assimilar todo o bem e oferecê-lo a Deus, e eliminar todo o mal.” São Padre Pio de Pietrelcina