Talált 234 Eredmények: Diez Cuernos

  • El ejército respondió: "No, tú no debes ir, porque si nosotros nos damos a la fuga, nadie se fijaría en nosotros; pero tú eres como diez mil hombres entre nosotros. Y es mejor que te quedes en la ciudad para venir a socorrernos". (II Samuel 18, 3)

  • Joab le contestó: "Si lo has visto, ¿por qué no lo has matado y tirado al suelo? Yo te hubiera dado diez monedas de plata y un cinturón". (II Samuel 18, 11)

  • Después llegaron diez jóvenes, escuderos de Joab, y lo remataron. (II Samuel 18, 15)

  • Los de Israel respondieron a los de Judá: "Nosotros tenemos diez partes en el rey, y además somos el primogénito. ¿Por qué nos despreciáis? ¿No hemos sido nosotros los primeros en hacer volver al rey?". Las palabras de los de Judá fueron más duras que las de los de Israel. (II Samuel 19, 44)

  • David entró en su palacio, en Jerusalén. Y el rey tomó a las diez concubinas que había dejado para guardar el palacio y las puso bajo su guardia. Él proveyó a su sustento, pero no volvió a tener relaciones con ellas, y estuvieron encerradas, como viudas, hasta el día de su muerte. (II Samuel 20, 3)

  • Y Adonías, por miedo a Salomón, se levantó y fue a agarrarse a los cuernos del altar. (I Reyes 1, 50)

  • Informaron de ello a Salomón: "Adonías tiene miedo del rey Salomón y se ha agarrado a los cuernos del altar diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no ha de matar a espada a su siervo". (I Reyes 1, 51)

  • Joab, que había seguido el partido de Adonías, y no el de Absalón, al enterarse de la noticia, se refugió en el santuario del Señor y se agarró a los cuernos del altar. (I Reyes 2, 28)

  • diez toros cebados y veinte de pasto, cien ovejas, sin contar los ciervos, gacelas, corzos, gansos y aves cebadas; (I Reyes 5, 3)

  • Y los mandó al Líbano en brigadas de diez mil cada mes. Un mes estaban en el Líbano y dos meses en sus casas. Al frente de la leva estaba Adonirán. (I Reyes 5, 28)

  • El templo tenía treinta metros de largo, diez de ancho y quince de alto. (I Reyes 6, 2)

  • El vestíbulo de delante del santuario tenía diez metros de largo a lo ancho del edificio, y cinco de ancho a lo largo del mismo. (I Reyes 6, 3)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina