Talált 135 Eredmények: Asamblea

  • Como la primera vez, el Señor escribió sobre las tablas los diez mandamientos que él os había dictado sobre la montaña en medio del fuego, el día de la asamblea, y me las dio. (Deuteronomio 10, 4)

  • Durante seis días comerás pan sin levadura; el séptimo día habrá asamblea solemne en honor del Señor, tu Dios, y no harás trabajo alguno en él. (Deuteronomio 16, 8)

  • Es precisamente lo que tú pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: No queremos oír más la voz del Señor, ni ver ese gran fuego para no morir, (Deuteronomio 18, 16)

  • No será admitido en la asamblea del Señor el que tenga testículos aplastados o el pene amputado; (Deuteronomio 23, 2)

  • sus hijos, a partir de la tercera generación, podrán ser admitidos en la asamblea del Señor. (Deuteronomio 23, 9)

  • Y Moisés pronunció este cántico desde el principio hasta el fin en presencia de toda la asamblea de Israel. (Deuteronomio 31, 30)

  • Moisés nos ha prescrito una ley, heredad de la asamblea de Jacob. (Deuteronomio 33, 4)

  • No quedó ni una palabra de todo lo que había mandado Moisés que no fuera leída por Josué a toda la asamblea de Israel, incluyendo a las mujeres, a los niños y a los extranjeros residentes. (Josué 8, 35)

  • y los jefes dijeron a toda la asamblea: "Nosotros lo hemos jurado por el Señor, Dios de Israel, y por consiguiente no los podemos matar. (Josué 9, 19)

  • Éstas fueron las ciudades asignadas a todos los israelitas y al extranjero residente, para que se refugiara en ellas el homicida involuntario y no cayera en manos del vengador de sangre antes de haber comparecido ante la asamblea. (Josué 20, 9)

  • Los jefes de todo el pueblo, todas las tribus de Israel, asistieron a la asamblea del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sabían manejar la espada. (Jueces 20, 2)

  • Se preguntaron: "¿Quién de entre todas las tribus de Israel no acudió a la asamblea del Señor?". Porque habían jurado solemnemente que quien no subiese a Mispá ante el Señor sería castigado con la muerte. (Jueces 21, 5)


“Reze, reze! Quem muito reza se salva e salva os outros. E qual oração pode ser mais bela e mais aceita a Nossa Senhora do que o Rosario?” São Padre Pio de Pietrelcina