Talált 97 Eredmények: regreso de los setenta

  • Luego Jonatán regresó a Jerusalén con los suyos, cargados de rico botín. (I Macabeos 10, 87)

  • Acompañó Jonatán al rey hasta el río llamado Eléuteros y regresó a Jerusalén. (I Macabeos 11, 7)

  • Cayeron aquel día del ejército extranjero hasta 3.000 hombres. Jonatán regresó a Jerusalén. (I Macabeos 11, 74)

  • Envíalos a sus casas, elige algunos hombres que te acompañen y ven conmigo a Tolemaida. Te entregaré la ciudad, las demás fortalezas, el resto de las fuerzas y a todos los funcionarios, y luego emprenderé el regreso pues para eso he venido.» (I Macabeos 12, 45)

  • Fueron también a refugiarse en las torres que hay por los campos de Azoto y Juan le prendió fuego. Unos 2.000 de ellos sucumbieron y Juan regresó en paz a Judea. (I Macabeos 16, 10)

  • Cuando llegaron al rey noticias de lo sucedido, sacó la conclusión de que Judea se separaba; por eso regresó de Egipto, rabioso como una fiera, tomó la ciudad por las armas, (II Macabeos 5, 11)

  • Aquel día quedará en olvido Tiro durante setenta años. En los días de otro rey, al cabo de setenta años, le sucederá a Tiro como en la canción de la ramera: (Isaías 23, 15)

  • Bien, al cabo de los setenta años visitará Yahveh a Tiro, y ella volverá a su ganancia y se prostituirá a todos los reinos de la tierra sobre la haz de la tierra. (Isaías 23, 17)

  • Será reducida toda esta tierra a pura desolación, y servirán estas gentes al rey de Babilonia setenta años. (Jeremías 25, 11)

  • (Luego, en cumpliéndose los setenta años, visitaré al rey de Babilonia y a dicha gente por su delito - oráculo de Yahveh - y a la tierra de los caldeos trocándola en ruinas eternas). (Jeremías 25, 12)

  • «Pues así dice Yahveh: Al filo de cumplírsele a Babilonia setenta años, yo os visitaré y confirmaré sobre vosotros mi favorable promesa de volveros a este lugar; (Jeremías 29, 10)

  • Y setenta hombres, de los ancianos de la casa de Israel - uno de ellos era Yazanías, hijo de Safán -, estaban de pie delante de ellos cada uno con su incensario en la mano. Y el perfume de la nube de incienso subía. (Ezequiel 8, 11)


“Comunguemos com santo temor e com grande amor.” São Padre Pio de Pietrelcina