Talált 371 Eredmények: alma abatida

  • Te guiará Yahveh de continuo, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan. (Isaías 58, 11)

  • «Con gozo me gozaré en Yahveh, exulta mi alma en mi Dios, porque me ha revestido de ropas de salvación, en manto de justicia me ha envuelto como el esposo se pone una diadema, como la novia se adorna con aderezos. (Isaías 61, 10)

  • Se inmola un buey, se abate un hombre, se sacrifica una oveja, se desnuca un perro, se ofrece en oblación sangre de cerdo, se hace un memorial de incienso, se bendice a los ídolos. Ellos mismos eligieron sus propios caminos y en sus monstruos abominables halló su alma complacencia. (Isaías 66, 3)

  • Y yo digo: «¡Ay, Señor Yahveh! ¡Cómo embaucaste a este pueblo y a Jerusalén diciendo: "Paz tendréis", y ha penetrado la espada hasta el alma!» (Jeremías 4, 10)

  • - ¡Mis entrañas, mis entrañas!, ¡me duelen las telas del corazón, se me salta el corazón del pecho! No callaré, porque mi alma ha oído sones de cuerno, el clamoreo del combate. (Jeremías 4, 19)

  • Miré, y he aquí que no había un alma, y todas las aves del cielo se habían volado. (Jeremías 4, 25)

  • Y entonces oí una voz como de parturienta, gritos como de primeriza: era la voz de la hija de Sión, que gimiendo extendía sus palmas: «¡Ay, pobre de mí, que mi alma desfallece a manos de asesinos!» (Jeremías 4, 31)

  • ¿Y de esto no pediré cuentas? - oráculo de Yahveh -, ¿de una nación así no se vengará mi alma? (Jeremías 5, 9)

  • ¿Y de esto no pediré cuentas? - oráculo de Yahveh -, ¿de una nación así no se vengará mi alma? (Jeremías 5, 29)

  • Aprende, Jerusalén, no sea que se despegue mi alma de ti, no sea que te convierta en desolación, en tierra despoblada. (Jeremías 6, 8)

  • Y por estas acciones, ¿no les he de castigar? - oráculo de Yahveh -, ¿de una nación así no se vengará mi alma? (Jeremías 9, 8)

  • Dejé mi casa, abandoné mi heredad, entregué el cariño de mi alma en manos de sus enemigos. (Jeremías 12, 7)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina