Talált 813 Eredmények: Judá

  • En aquel tiempo, cuando aún no había rey en Israel, hubo un hombre, levita, que residía como forastero en los confines de la montaña de Efraím. Tomó por concubina a una mujer de Belén de Judá. (Jueces 19, 1)

  • Se enfadó con él su concubina y lo dejó para volver a la casa de su padre en Belén de Judá, donde permanició bastante tiempo, unos cuatro meses. (Jueces 19, 2)

  • Y el otro le respondió: «Estamos de paso, venimos de Belén de Judá y vamos hasta los confines de la montaña de Efraím, de donde soy. Fui a Belén de Judá y ahora vuelvo a mi casa, pero nadie me ha ofrecido su casa. (Jueces 19, 18)

  • Partieron, pues, y subieron a Betel. Consultaron a Dios y le preguntaron los israelitas: «¿Quién de nosotros subirá el primero a combatir contra los benjaminitas?» Y Yahveh respondió: «Judá subirá primero.» (Jueces 20, 18)

  • En los días en que juzgaban los Jueces hubo hambre en el país, y un hombre de Belén de Judá se fue a residir, con su mujer y sus dos hijos, a los campos de Moab. (Rut 1, 1)

  • Este hombre se llamaba Elimélek, su mujer Noemí y sus dos hijos Majlón y Kilyón; eran efrateos de Belén de Judá. Llegados a los campos de Moab, se establecieron allí. (Rut 1, 2)

  • Salió, pues, con sus nueras, del país donde había vivido y se pusieron en camino, para volver a la tierra de Judá. (Rut 1, 7)

  • Sea tu casa como la casa de Peres, el que Tamar dio a Judá, gracias a la descendencia que Yahveh te conceda por esta joven.» (Rut 4, 12)

  • Les pasó revista en Bézeq, y eran los israelitas 300.000 y los de Judá 30.000. (I Samuel 11, 8)

  • Convocó Saúl al pueblo y le pasó revista en Telam: 200.000 infantes y 10.000 hombres de Judá. (I Samuel 15, 4)

  • Reunieron los filisteos sus tropas para la guerra y se concentraron en Soko de Judá, acampando entre Soko y Azeca, en Efes Dammim. (I Samuel 17, 1)

  • Era David hijo de un efrateo de Belén de Judá, llamado Jesé, que tenía ocho hijos. En tiempo de Saúl este hombre era ya anciano, muy entrado en años. (I Samuel 17, 12)


“Ele e ouvir a Sua voz por meio das Suas inspirações e iluminações interiores.” São Padre Pio de Pietrelcina