Talált 46 Eredmények: volveré

  • Irá detrás de sus amantes y no los alcanzará, los buscará y no los encontrará. Entonces dirá: "Volveré con mi primer marido, porque antes me iba mejor que ahora". (Oseas 2, 9)

  • extirparé de Asdod a los habitantes, y de Ascalón al que empuña el cetro; volveré mi mano contra Edóm, y el resto de los filisteos perecerá, dice el Señor. (Amós 1, 8)

  • Así habla el Señor: Por compactos y numerosos que sean, ellos serán talados y desaparecerán. Aunque yo te humillé, ya no volveré a humillarte. (Nahún 1, 12)

  • Tú les dirás: Así habla el Señor de los ejércitos: Vuelvan a mí -oráculo del Señor de los ejércitos- y yo volveré a ustedes, dice el Señor de los ejércitos. (Zacarías 1, 3)

  • ¡Despierta, espada, contra mi pastor y contra el hombre que me acompaña! -oráculo del Señor de los ejércitos-. Hiere al pastor y que se dispersen las ovejas, y yo volveré mi mano contra los pequeños. (Zacarías 13, 7)

  • Desde la época de sus padres, ustedes se apartan de mis preceptos y no los observan. ¡Vuelvan a mí y yo me volveré a ustedes!, dice el Señor de los ejércitos. Ustedes dicen: "¿Cómo volveremos?". (Malaquías 3, 7)

  • piensa: "Volveré a mi casa, de donde salí". Cuando llega, la encuentra vacía, barrida y ordenada. (Mateo 12, 44)

  • «Nosotros lo hemos oído decir: "Yo destruiré este Templo hecho por la mano del hombre, y en tres días volveré a construir otro que no será hecho por la mano del hombre"». (Marcos 14, 58)

  • Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: "Volveré a mi casa, de donde salí". (Lucas 11, 24)

  • Jesús les respondió: «Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar». (Juan 2, 19)

  • ¡Padre, glorifica tu Nombre!». Entonces se oyó una voz del cielo: «Ya lo he glorificado y lo volveré a glorificar». (Juan 12, 28)

  • Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. (Juan 14, 3)


“O amor e o temor devem sempre andar juntos. O temor sem amor torna-se covardia. São Padre Pio de Pietrelcina