Talált 265 Eredmények: monte Sión

  • Pero sobre la montaña de Sión habrá refugiados -ese será un lugar santo- y la casa de Jacob reconquistará sus posesiones. (Abdías 1, 17)

  • Ellos subirán victoriosos a la montaña de Sión, para juzgar a la montaña de Esaú. ¡Y al Señor pertenecerá la realeza! (Abdías 1, 21)

  • ¡Engancha los corceles al carro, población de Laquis! -Allí comenzó el pecado de la hija de Sión, porque en ti se encontraron las rebeldías de Israel-. (Miqueas 1, 13)

  • que edifican con sangre a Sión y a Jerusalén con injusticia! (Miqueas 3, 10)

  • Por eso, a causa de ustedes, Sión será un campo arado, Jerusalén, un montón de ruinas, y la montaña del Templo, una altura boscosa. (Miqueas 3, 12)

  • y acudirán naciones numerosas, que dirán: "¡Vengan, subamos a la Montaña del Señor y a la Casa del Dios de Jacob! Él nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas". Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor. (Miqueas 4, 2)

  • De las tullidas, haré un resto, y de las alejadas, una nación poderosa. Y el Señor reinará sobre ellas en la montaña de Sión, desde ahora y para siempre. (Miqueas 4, 7)

  • Y tú, Torre del Rebaño, Altura de la hija de Sión, a ti llegará otra vez la antigua soberanía, la realeza de la hija de Jerusalén. (Miqueas 4, 8)

  • Retuércete y sufre, hija de Sión, como una parturienta, porque ahora vas a salir de la ciudad y habitarás al descampado. Tú llegarás hasta Babilonia y allí serás liberada; allí el Señor te redimirá de la mano de tus enemigos. (Miqueas 4, 10)

  • Ahora se han reunido contra ti numerosas naciones, que dicen: "¡Que sea profanada, para que nuestros ojos se regocijen a la vista de Sión!". (Miqueas 4, 11)

  • ¡Levántate y trilla, hija de Sión! Yo haré de hierro tu cuerno, y tus pezuñas, de bronce: triturarás a pueblos numerosos; consagrarás al Señor su botín, y sus riquezas al Señor de toda la tierra. (Miqueas 4, 13)

  • Dios viene de Temán, y el Santo, del monte Parán. Su majestad cubre los cielos, Pausa y su alabanza llena la tierra. (Habacuc 3, 3)


“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina