Talált 265 Eredmények: monte Sión

  • ¿Has rechazado del todo a Judá? ¿Estás disgustado con Sión? ¿Por qué nos has herido sin remedio? Se esperaba la paz, ¡y no hay nada bueno...! el tiempo de la curación, ¡y sobrevino el espanto! (Jeremías 14, 19)

  • "Miqueas de Moréset profetizó en los días de Ezequías, rey de Judá, y dijo a todo el pueblo de Judá: Así habla el Señor de los ejércitos: Sión será un campo arado, Jerusalén, un montón de ruinas, y la montaña del Templo, una altura boscosa. (Jeremías 26, 18)

  • Sí, yo cicatrizaré tu llaga y te sanaré de todas tus heridas -oráculo del Señor- porque te llaman "La Expulsada, esa Sión, de la que nadie se preocupa". (Jeremías 30, 17)

  • Porque llega el día en que los vigías gritarán sobre la montaña de Efraím: "¡De pie, subamos a Sión, hacia el Señor, nuestro Dios!". (Jeremías 31, 6)

  • Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor, hacia el trigo, el vino nuevo y el aceite, hacia las crías de ovejas y de vacas. Sus almas serán como un jardín bien regado y no volverán a desfallecer. (Jeremías 31, 12)

  • Preguntarán por el camino de Sión, con el rostro vuelto hacia ella: "¡Vengan, unámonos al Señor en una alianza eterna, inolvidable!". (Jeremías 50, 5)

  • ¡Oigan! Fugitivos y prófugos de Babel vienen a anunciar en Sión la venganza del Señor, nuestro Dios, la venganza de su Templo. (Jeremías 50, 28)

  • El Señor nos ha reivindicado: ¡vengan a contar en Sión la obra del Señor, nuestro Dios! (Jeremías 51, 10)

  • Pero yo haré pagar a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea, a la vista de ustedes, todo el mal que ellos hicieron en Sión -oráculo del Señor-. (Jeremías 51, 24)

  • ¡Que la violencia hecha a mi carne caiga sobre Babel!, dice la que habita en Sión. ¡Caiga mi sangre sobre los habitantes de Caldea!, dice Jerusalén. (Jeremías 51, 35)

  • Los caminos de Sión están de duelo, porque nadie acude a las fiestas. Todas sus puertas están desoladas, gimen sus sacerdotes, sus vírgenes están afligidas, ¡y qué amargura hay en ella! (Lamentaciones 1, 4)

  • La hija de Sión ha perdido todo su esplendor. Sus príncipes parecían ciervos que no encuentran donde pastar: iban caminando sin fuerzas delante del perseguidor. (Lamentaciones 1, 6)


“Nas tribulações é necessário ter fé em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina