Talált 276 Eredmények: Todavía
Samuel aún no conocía al Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido revelada. (I Samuel 3, 7)
Y algunos hebreos cruzaron el Jordán, hacia el país de Gad y de Galaad. Saúl estaba todavía en Guilgal, y todo el pueblo temblaba de miedo detrás de él. (I Samuel 13, 7)
Entonces Samuel preguntó a Jesé: "¿Están aquí todos los muchachos?". Él respondió: "Queda todavía el más joven, que ahora está apacentando el rebaño". Samuel dijo a Jesé: "Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que llegue aquí". (I Samuel 16, 11)
Si entonces vivo todavía, tú me demostrarás la fidelidad que el Señor exige. Y si estoy muerto, (I Samuel 20, 14)
Cuando el servidor partió, David subió del lado del sur y se postró tres veces con el rostro en tierra. Después, uno y otro se abrazaron llorando, hasta que la pena de David creció más todavía. (I Samuel 20, 41)
Luego me dijo: ‘Acércate a mí y mátame, porque siento el estertor de la muerte, aunque todavía estoy con vida’. (II Samuel 1, 9)
y me humillaré todavía más, envileciéndome así a tus ojos. En cambio, esas esclavas de que hablas, ellas sí me considerarán digno de honra". (II Samuel 6, 22)
Entonces el rey le preguntó: "¿Queda todavía alguien de la casa de Saúl, para que yo pueda cumplir con él el compromiso de fidelidad contraído ante Dios?". Sibá respondió al rey: "Queda todavía un hijo de Jonatán, que es lisiado de ambos pies". (II Samuel 9, 3)
David dijo entonces a Urías: "Quédate aquí todavía hoy, y mañana te dejaré partir". Urías se quedó en Jerusalén aquel día y el día siguiente. (II Samuel 11, 12)
Cuando todavía estaban en camino, David recibió esta noticia: "Absalón ha matado a todos los hijos del rey; no ha quedado ni uno solo". (II Samuel 13, 30)
Absalón replicó a Joab: "Yo te mandé a decir que vinieras, a fin de enviarte al rey con este mensaje: ‘¿Para qué he vuelto de Guesur? ¡Más me valdría estar todavía allí! Ahora quiero comparecer ante el rey, y si tengo alguna culpa, que me haga morir’". (II Samuel 14, 32)
Entonces Joab replicó: "No voy a perder más tiempo contigo". Y tomando en su mano tres dardos, los clavó en el corazón de Absalón, que estaba todavía vivo en medio de la encina. (II Samuel 18, 14)