Talált 276 Eredmények: Todavía

  • Puedo asegurarles que ellos estaban dispuestos a dar según sus posibilidades y más todavía: por propia iniciativa, (II Corintios 8, 3)

  • Con ellos, les enviamos a otro de nuestros hermanos, cuyo celo hemos comprobado muchas veces y de varias maneras, y que ahora se muestra más solícito todavía, por la confianza que les tiene. (II Corintios 8, 22)

  • Así podremos llevar la Buena Noticia a regiones más alejadas todavía, sin entrar en campo ajeno ni gloriarnos en el trabajo de otros. (II Corintios 10, 16)

  • Hermanos, si yo predicara todavía la circuncisión, no me perseguirían. ¡Pero entonces, habría terminado el escándalo de la cruz! (Gálatas 5, 11)

  • Por el momento, tengo todo lo necesario y más todavía. Vivo en la abundancia desde que Epafrodito me entregó la ofrenda de ustedes, como perfume de aroma agradable, como sacrificio aceptable y grato a Dios. (Filipenses 4, 18)

  • «no tomar», «no comer» y «no tocar», como si todavía vivieran en el mundo? (Colosenses 2, 21)

  • Cuando todavía estábamos con ustedes les advertimos que íbamos a tener dificultades, y así sucedió, como ustedes pudieron comprobarlo. (I Tesalonicenses 3, 4)

  • Día y noche, le pedimos con insistencia que podamos verlos de nuevo personalmente, para completar lo que todavía falta a su fe. (I Tesalonicenses 3, 10)

  • Por lo demás, hermanos, les rogamos y les exhortamos en el Señor Jesús, que vivan conforme a lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de comportarse para agradar a Dios. De hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores progresos todavía. (I Tesalonicenses 4, 1)

  • y así lo están haciendo con todos los hermanos de Macedonia. Pero yo los exhorto, hermanos, a hacer mayores progresos todavía. (I Tesalonicenses 4, 10)

  • Te escribo confiando plenamente en tu docilidad y sabiendo que tú harás más todavía de lo que yo te pido. (Filemon 1, 21)

  • Todo lo sometiste bajo sus pies. Si Dios le ha sometido todas las cosas, nada ha quedado fuera de su dominio. De hecho, todavía no vemos que todo le está sometido. (Hebreos 2, 8)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina