Talált 419 Eredmények: Sacerdotes
Colmaré a los sacerdotes con la grasa de las víctimas, y mi pueblo se saciará de mis bienes -oráculo del Señor-. (Jeremías 31, 14)
a causa de todo el mal que los hijos de Israel y los hijos de Judá han cometido para agraviarme: ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. (Jeremías 32, 32)
Y a los sacerdotes levitas nunca les faltará un descendiente que esté delante de mí para ofrecer el holocausto, hacer quemar la oblación y presentar el sacrificio cada día. (Jeremías 33, 18)
entonces también se romperá mi alianza con mi servidor David, de manera que no tenga más un hijo que reine sobre su trono, y mi alianza con los sacerdotes levitas, mis ministros. (Jeremías 33, 21)
A los jefes de Judá y a los jefes de Jerusalén, a los eunucos y a los sacerdotes, y a toda la gente del país que pasaron entre los pedazos del ternero, (Jeremías 34, 19)
Por haber confiado en tus obras y en tus tesoros, también tú serás capturado. Quemós irá hacia el destierro, con sus sacerdotes y sus príncipes. (Jeremías 48, 7)
¡Gime, Jesbón, porque Hai ha sido devastada, lancen gritos, hijas de Rabá! ¡Pónganse un cilicio, laméntense, y vayan de aquí para allá por los cercos, porque Milcóm va al cautiverio, con sus sacerdotes y sus príncipes! (Jeremías 49, 3)
Los caminos de Sión están de duelo, porque nadie acude a las fiestas. Todas sus puertas están desoladas, gimen sus sacerdotes, sus vírgenes están afligidas, ¡y qué amargura hay en ella! (Lamentaciones 1, 4)
Llamé a mis amantes, pero ellos me engañaron. Mis sacerdotes y mis ancianos han expirado en la ciudad, mientras buscaban alimento para recobrar sus fuerzas. (Lamentaciones 1, 19)
Esto sucedió por los pecados de sus profetas, por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de los justos. (Lamentaciones 4, 13)
El rostro del Señor los dispersó, no volverá a mirarlos. Ya no se respeta a los sacerdotes ni se tiene piedad de los ancianos. (Lamentaciones 4, 16)
y se lo envió a Jerusalén, al sacerdote Joaquím, hijo de Jilquías, hijo de Salóm, y a los otros sacerdotes y a todo el pueblo que se encontraba con él en Jerusalén. (Baruc 1, 7)