Talált 378 Eredmények: Oráculo

  • Por eso, yo voy a suscitar contra ustedes, casa de Israel -oráculo del Señor, Dios de los ejércitos- una nación que los oprimirá, desde la Entrada de Jamat hasta el torrente de la Arabá. (Amós 6, 14)

  • Aquel día, los cantos del palacio se convertirán en gemidos -oráculo del Señor-. ¡Serán tantos los cadáveres, que se los arrojará en cualquier lugar! (Amós 8, 3)

  • Aquel día -oráculo del Señor- yo haré que el sol se ponga al mediodía, y en pleno día cubriré la tierra de tinieblas; (Amós 8, 9)

  • Vendrán días -oráculo del Señor- en que enviaré hambre sobre el país, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. (Amós 8, 11)

  • Israelitas, ¿no son ustedes para mí como los cusitas? -oráculo del Señor-. ¿Acaso no hice salir a Israel del país de Egipto, como a los filisteos de Caftor y a los arameos de Quir? (Amós 9, 7)

  • Los ojos del Señor están puestos en ese reino pecador, para exterminarlo de la faz de la tierra. Pero yo no exterminaré completamente a la casa de Jacob -oráculo del Señor-. (Amós 9, 8)

  • para que ellos tomen posesión del resto de Edóm y de todas las naciones que han sido llamadas con mi Nombre -oráculo del Señor que cumplirá todo esto-. (Amós 9, 12)

  • Llegan los días -oráculo del Señor- en que el labrador seguirá de cerca al que siega, y el que vendimia al que siembra. Las montañas harán correr el vino nuevo y destilarán todas las colinas. (Amós 9, 13)

  • Aunque te encumbres como el águila, aunque coloques tu nido entre las estrellas, de allí te precipitaré -oráculo del Señor-. (Abdías 1, 4)

  • ¿Acaso ese día -oráculo del Señor- no haré desaparecer a los sabios de Edóm y la inteligencia de la montaña de Esaú? (Abdías 1, 8)

  • Aquel día -oráculo del Señor- yo reuniré a las ovejas tullidas, congregaré a las descarriadas y a la que yo había maltratado. (Miqueas 4, 6)

  • Aquel día -oráculo del Señor- yo extirparé tus caballos de en medio de ti y haré desaparecer tus carros de guerra; (Miqueas 5, 9)


“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina