Talált 378 Eredmények: Oráculo

  • Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo haré -oráculo del Señor-. (Ezequiel 37, 14)

  • Pero aquel día, cuando Gog llegue a la tierra de Israel -oráculo del Señor- estallará mi furor. (Ezequiel 38, 18)

  • Convocaré contra Gog toda clase de terrores -oráculo del Señor- y unos volverán la espada contra otros. (Ezequiel 38, 21)

  • Caerás en campo abierto, porque yo he hablado -oráculo del Señor-. (Ezequiel 39, 5)

  • Miren que va a llegar todo esto, y va a suceder -oráculo del Señor-. Este es el día que yo he anunciado. (Ezequiel 39, 8)

  • No tomarán leña del campo ni la cortarán en los bosques, sino que harán fuego con las armas. Despojarán a los que los despojaron y saquearán a sus depredadores -oráculo del Señor-. (Ezequiel 39, 10)

  • Todo el pueblo del país se movilizará para enterrarlos, y esto será un honor para ellos, el día en que yo seré glorificado -oráculo del Señor-. (Ezequiel 39, 13)

  • En mi mesa, ustedes se saciarán de caballos y jinetes, de guerreros valerosos y soldados de todas clases -oráculo del Señor-. (Ezequiel 39, 20)

  • Y ya no les ocultaré más mi rostro, porque habré derramado mi espíritu sobre la casa de Israel -oráculo del Señor-. (Ezequiel 39, 29)

  • Tú darás un ternero como sacrificio por el pecado a los sacerdotes levitas, a los descendientes de Sadoc que se acercan a mí para servirme -oráculo del Señor-. (Ezequiel 43, 19)

  • Al cabo de estos días, desde el día octavo en adelante, los sacerdotes ofrecerán sobre el altar los holocaustos de ustedes y sus sacrificios de comunión, y yo los aceptaré -oráculo del Señor-. (Ezequiel 43, 27)

  • Porque ellos lo sirvieron delante de sus ídolos e hicieron caer en la iniquidad a la casa de Israel, por eso yo levanto mi mano contra ellos -oráculo del Señor- y ellos cargarán con su culpa: (Ezequiel 44, 12)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina