Talált 43 Eredmények: Natán

  • En cambio, el sacerdote Sadoc, Benaías, hijo de Iehoiadá, el profeta Natán, Samei, Reí y el cuerpo de los valientes de David no estaban de su parte. (I Reyes 1, 8)

  • pero no invitó al profeta Natán, a Benaías, al cuerpo de los valientes de David, ni a su hermano Salomón. (I Reyes 1, 10)

  • Entonces Natán dijo a Betsabé, la madre de Salomón: "¿No te has enterado de que Adonías, el hijo de Jaguit, se ha proclamado rey sin que nuestro señor David lo sepa? (I Reyes 1, 11)

  • Todavía estaba hablando con el rey, cuando llegó el profeta Natán. (I Reyes 1, 22)

  • Le anunciaron al rey: "Está aquí el profeta Natán". Él se presentó al rey y se postró delante de él con el rostro en tierra. (I Reyes 1, 23)

  • Luego dijo Natán: "Mi señor el rey, sin duda tú has dicho: ‘Adonías reinará después de mí y se sentará en mi trono’. (I Reyes 1, 24)

  • El rey David dijo: "Llámenme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías, hijo de Iehoiadá". Ellos se presentaron ante el rey, (I Reyes 1, 32)

  • Allí, el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán rey de Israel; ustedes sonarán la trompeta y lo aclamarán: ¡Viva el rey Salomón! (I Reyes 1, 34)

  • El sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías, hijo de Iehoiadá, los quereteos y los peleteos bajaron, montaron a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Guijón. (I Reyes 1, 38)

  • El rey envió con él al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Benaías, hijo de Iehoiadá, a los quereteos y a los peleteos, y ellos lo hicieron montar en la mula del rey. (I Reyes 1, 44)

  • Luego el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungieron rey en Guijón. De allí todos volvieron a subir muy contentos, y la ciudad está alborotada. Ese es el ruido que ustedes han oído. (I Reyes 1, 45)

  • Azarías, hijo de Natán, jefe de los prefectos; Zabud, hijo de Natán, familiar del rey; (I Reyes 4, 5)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina