Talált 285 Eredmények: Ejércitos

  • Si el Señor de los ejércitos ha tomado una decisión, ¿quién la hará fracasar? Su mano está extendida: ¿quién la hará volver atrás? (Isaías 14, 27)

  • Efraím perderá su plaza fuerte y Damasco, la realeza. El resto de Arám tendrá la misma suerte que la gloria de los hijos de Israel -oráculo del Señor de los ejércitos-. (Isaías 17, 3)

  • En aquel tiempo, se llevarán dones al Señor de los ejércitos de parte de un pueblo esbelto y bronceado, de un pueblo temible de cerca y de lejos, de una nación vigorosa y dominadora, cuyo país está surcado de ríos: se llevarán hasta el lugar donde reside el Nombre del Señor de los ejércitos, a la Montaña de Sión. (Isaías 18, 7)

  • Entregaré a los egipcios en manos de un amo implacable, y un rey cruel los dominará -oráculo del Señor de los ejércitos-. (Isaías 19, 4)

  • ¿Dónde están tus sabios? ¡Vamos, que te anuncien y te den a conocer lo que el Señor de los ejércitos ha proyectado contra Egipto! (Isaías 19, 12)

  • Aquel día, los egipcios serán como mujeres: temblarán y estarán aterrorizados ante la mano amenazadora del Señor de los ejércitos, que él agitará contra ellos. (Isaías 19, 16)

  • Aquel día, habrá en la tierra de Egipto cinco ciudades que hablarán la lengua de Canaán y jurarán por el Señor de los ejércitos; una de ellas se llamará Ciudad del Sol. (Isaías 19, 18)

  • Esto servirá de señal y de testimonio para el Señor de los ejércitos en el país de Egipto. Cuando ellos clamen al Señor a causa de sus opresores, él les enviará un salvador y un defensor, para que los libre. (Isaías 19, 20)

  • El Señor de los ejércitos los bendecirá, diciendo: "Bendito sea Egipto, mi pueblo, y Asiria, la obra de mis manos, e Israel, mi herencia". (Isaías 19, 25)

  • ¡Pueblo mío, trillado y aventado en la era, lo que oí del Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, te lo he anunciado! (Isaías 21, 10)

  • Porque es un día de confusión, de humillación y consternación, enviado por el Señor de los ejércitos: en el valle de la Visión se socavaba el muro, el clamor llegaba a la montaña. (Isaías 22, 5)

  • Aquel día, el Señor de los ejércitos convocaba al llanto y al luto, a raparse la cabeza y vestirse de sayal; (Isaías 22, 12)


“Devemos odiar os nossos pecados, visto que o amor ao Senhor significa paz”. São Padre Pio de Pietrelcina