Talált 400 Eredmények: tanto

  • David subía el cerro de los Olivos llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos. Todos los que lo acompañaban hacían otro tanto. (2 Samuel 15, 30)

  • En ese tiempo los consejos de Ajitofel eran tenidos como palabras de Dios, tanto por David como por Absalón. (2 Samuel 16, 23)

  • En seguida tiraron el cuerpo de Absalón a una gran fosa en el bosque, y amontonaron piedras encima. Entre tanto, todos los israelitas se habían dispersado, yendo cada uno a su lugar. (2 Samuel 18, 17)

  • En este momento, el centinela dijo: «Por el modo de correr, el primero me parece Ajimás, hijo de Sadoc.» David respondió: «Es un hombre valioso; por tanto, trae buenas noticias.» (2 Samuel 18, 27)

  • El rey, mientras tanto, con el rostro cubierto, daba fuertes gritos, diciendo: «Hijo mío, ¡Absalón!, Absalón, hijo mío..., ¡hijo mío! » (2 Samuel 19, 5)

  • Amasá, mientras tanto, se revolvía en su sangre, en medio del camino. Viendo que todo el mundo se detenía a mirarlo, el hombre lo sacó del camino y lo tapó con un paño. (2 Samuel 20, 12)

  • donde Sadoc y Natán lo ungieron como rey. Luego regresaron felices, y toda la ciudad está ahora de fiesta; a eso se debe tanto barullo. (1 Reyes 1, 45)

  • Las paredes de la Casa fueron esculpidas en todo su contorno, con figuras de querubines, de palmas y guirnaldas de flores, tanto en el interior del Lugar Santísimo como en la parte anterior. (1 Reyes 6, 29)

  • Salomón cubrió de oro el piso, tanto en el Lugar Santísimo como en la parte anterior. (1 Reyes 6, 30)

  • Esculpió en ellas figuras de querubines, palmas y guirnaldas de flores, y revistió con oro tanto los querubines como las palmas. (1 Reyes 6, 32)

  • Sucederá que, en cuanto me aleje de ti, el espíritu de Yavé te llevará no sé dónde. Mientras tanto habré avisado a Ajab y él, al no hallarte, me matará. Sin embargo, yo soy siervo de Yavé desde mi juventud. (1 Reyes 18, 12)

  • El respondió: «Tanto si vienen en son de paz como en son de guerra, tómenlos vivos.» (1 Reyes 20, 18)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina