Talált 1205 Eredmények: pecado de Judá

  • Temo que en esa visita mi Dios me humille otra vez ante ustedes y tenga que lamentarme por muchos que anteriormente vivieron en el pecado, al ver que no han dejado aún las impurezas, la mala conducta y los horrores que cometían entonces. (2º Carta a los Corintios 12, 21)

  • Ya se lo dije, y ahora que estoy lejos se lo repito como la segunda vez que estuve allá: cuando vuelva a visitarlos no tendré piedad. Que lo sepan tanto los que vivieron en el pecado como los demás. (2º Carta a los Corintios 13, 2)

  • Escogimos esta rectitud verdadera, propia de Cristo, y ¿estaríamos ahora en pecado? Entonces Cristo tendría parte en el pecado. ¡Esto no puede ser! (Carta a los Gálatas 2, 17)

  • Pero no; la Escritura lo encerró todo en los marcos del pecado, de tal manera que lo prometido llega a los creyentes por medio de la fe en Cristo Jesús. (Carta a los Gálatas 3, 22)

  • Reprenderás en público a los que están en pecado, para que los demás sientan temor. (1º Carta a Timoteo 5, 20)

  • que se entregó por nosotros para rescatarnos de todo pecado y purificar a un pueblo que fuese suyo, dedicado a toda obra buena. (Carta a Tito 2, 14)

  • Más bien anímense mutuamente cada día, mientras dura ese hoy; que ninguno de ustedes se deje arrastrar por el pecado y llegue a endurecerse. (Carta a los Hebreos 3, 13)

  • ¿Quiénes son los que cansaron a Dios durante cuarenta años? Los que habían pecado, por lo que perecieron y sus cadáveres quedaron en el desierto. (Carta a los Hebreos 3, 17)

  • Nuestro sumo sacerdote no se queda indiferente ante nuestras debilidades, pues ha sido probado en todo igual que nosotros, a excepción del pecado. (Carta a los Hebreos 4, 15)

  • Todo sumo sacerdote es tomado de entre los hombres, y le piden representarlos ante Dios y presentar sus ofrendas y víctimas por el pecado. (Carta a los Hebreos 5, 1)

  • Pues es notorio que nuestro Señor salió de la tribu de Judá, de la que Moisés no habló cuando trató de los sacerdotes. (Carta a los Hebreos 7, 14)

  • Así había de ser nuestro Sumo Sacerdote: santo, sin ningún defecto ni pecado, apartado del mundo de los pecadores y elevado por encima de los cielos. (Carta a los Hebreos 7, 26)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina