Talált 258 Eredmények: guerra
Pero el combate se puso más duro, de modo que tuvieron que sostener al rey en pie en su carro de guerra frente a los arameos hasta la tarde; a la caída del sol, murió. (2 Crónicas 18, 34)
y dijo: «Atiende, pueblo de Judá entero y habitantes de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat. Esto les dice Yavé: No teman ni se asusten ante esta gran muchedumbre; porque esta guerra no es de ustedes sino de Yavé. (2 Crónicas 20, 15)
Joram con sus jefes y con todos sus carros de guerra salió de noche y derrotó a los edomitas, que lo tenían cercado, a él y a los jefes de sus carros de guerra. (2 Crónicas 21, 9)
Amasías reunió a todos los judíos de Judá y de Benjamín y los organizó con jefes de millar y de cien; hizo el censo de ellos, desde los veinte años para arriba, y encontró trescientos mil hombres escogidos, aptos para la guerra y el manejo de la lanza y el escudo grande. (2 Crónicas 25, 5)
Entre tanto, las tropas que Amasías había despedido para que no fueran con él a la guerra se desparramaron por las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Betorón, pero fueron derrotados tres mil de ellos y se recogió mucho botín. (2 Crónicas 25, 13)
Ozías tenía un ejército que hacía la guerra; eran tropas que salían a campaña por grupos, conforme al número de su censo hecho bajo la vigilancia de Jejiel, el escriba, y Maseías, el notario, a las órdenes de Janaías, uno de los jefes del rey. (2 Crónicas 26, 11)
A sus órdenes estaba un ejército de trescientos siete mil quinientos hombres que hacían la guerra con gran valor, para ayudar al rey contra el enemigo. (2 Crónicas 26, 13)
Declaró la guerra al rey de los amonitas, a los que venció. Los hijos de Amón le dieron aquel año cien talentos de plata, diez mil cargas de trigo y diez mil de cebada. Los amonitas le trajeron lo mismo el año segundo y el tercero. (2 Crónicas 27, 5)
Entonces algunos hombres de los jefes de Israel, Azarías, hijo de Jojanan, Berejías, hijo de Mesilemot, Ezequías, hijo de Salum, y Amasá, hijo de Jadlay, se opusieron a los que volvían de la guerra. (2 Crónicas 28, 12)
Nekó le mandó mensajeros para decirle: «¿Qué tengo yo que ver contigo, rey de Judá? No he venido hoy contra ti, sino contra otro con el cual estoy en guerra; y Dios me ha mandado que me apresure. Deja de oponerte a Dios, que está conmigo, no sea que él te destruya.» (2 Crónicas 35, 21)
En aquellos días, el rey Nabucodonosor declaró la guerra al rey Arfaxad en la gran llanura que está en Ragau. (Judit 1, 5)
Pero los habitantes de todas estas regiones despreciaron el mensaje de Nabucodonosor y no quisieron ir con él a la guerra, ya que no lo temían, sino que lo consideraban como un hombre cualquiera. Por tanto, despidieron a los mensajeros con las manos vacías y avergonzados. (Judit 1, 11)