Talált 366 Eredmények: familia de Neftalí
Entonces Elihú, hijo de Barakel, busita de la familia de Ram, se enojó contra Job, porque creía tener razón frente a Dios; (Job 32, 2)
tu familia encontró una morada, la que en tu bondad destinabas a los pobres. (Salmos 68, 11)
Benjamín, el menor, abre el cortejo, los príncipes de Judá con ropas bordadas, los príncipes de Zabulón, los de Neftalí. (Salmos 68, 28)
Señor, aplastan a tu pueblo, oprimen a tu familia. (Salmos 94, 5)
¡Que veamos la dicha de tus elegidos, nos alegremos con el gozo de tu pueblo y nuestro orgullo sea él de tu familia! (Salmos 106, 5)
En aquellos días, Matatías, hijo de Juan, sacerdote de la familia de Jarib, abandonó Jerusalén y fue a establecerse en Modín. (1 Macabeos 2, 1)
Dejó, pues, a Lisias, hombre noble y de familia real, encargado de los asuntos del gobierno desde el río Eufrates hasta la frontera de Egipto, (1 Macabeos 3, 32)
Allí reunió al pueblo y lo animó con este discurso: «Todos conocen lo que yo, mis hermanos y la familia de mi padre hemos hecho por las leyes y el Templo; como también, las guerras y las angustias que hemos soportado. (1 Macabeos 13, 3)
Pues tanto él como sus hermanos y la familia de sus padres han animado la resistencia, han combatido a los enemigos de Israel y le han devuelto la libertad. Grabaron el texto en tablas de bronce y lo colgaron en las columnas del monte Sión. (1 Macabeos 14, 26)
En las frecuentes guerras libradas en nuestro país, Simón, hijo de Matatías, sacerdote de la familia de Joarib, y sus hermanos, han arriesgado sus vidas y se han levantado contra los enemigos de su nación para mantener el Templo y la Ley, conquistando gloria eterna para su nación. (1 Macabeos 14, 29)
Entonces Simón llamó a sus hijos mayores, Juan y Judas, y les dijo: «Yo, mis hermanos y familia de mi padre, hemos luchado desde nuestra juventud hasta hoy contra los enemigos de Israel y, gracias a nosotros, se consiguió muchas veces liberar a Israel. (1 Macabeos 16, 2)
Imagínese a un padre afligido por la muerte prematura de su hijo; manda hacer una imagen de él, y luego honra como dios al que no era más que un difunto. Transmite a su familia ritos y ceremonias, (Sabiduría 14, 15)