Talált 213 Eredmények: estoy

  • Y si yo tuviera que juzgar, mi juicio sería válido, porque yo no estoy solo; el Padre que me envió está conmigo. (Evangelio según San Juan 8, 16)

  • Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.» (Evangelio según San Juan 9, 5)

  • Jesús le contestó: «Tú no puedes comprender ahora lo que estoy haciendo. Lo comprenderás más tarde.» (Evangelio según San Juan 13, 7)

  • Pedro le dijo: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Estoy dispuesto a dar mi vida por ti.» (Evangelio según San Juan 13, 37)

  • Jesús le respondió: «Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ve a mí ve al Padre. ¿Cómo es que dices: Muéstranos al Padre? (Evangelio según San Juan 14, 9)

  • ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Cuando les enseño, esto no viene de mí, sino que el Padre, que permanece en mí, hace sus propias obras. (Evangelio según San Juan 14, 10)

  • Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanme en esto, o si no, créanlo por las obras mismas. (Evangelio según San Juan 14, 11)

  • Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre y ustedes están en mí y yo en ustedes. (Evangelio según San Juan 14, 20)

  • Está llegando la hora, y ya ha llegado, en que se dispersarán cada uno por su lado y me dejarán solo. Aunque no estoy solo, pues el Padre está conmigo. (Evangelio según San Juan 16, 32)

  • Yo ya no estoy más en el mundo, pero ellos se quedan en el mundo, mientras yo vuelvo a ti. Padre Santo, guárdalos en ese Nombre tuyo que a mí me diste, para que sean uno como nosotros. (Evangelio según San Juan 17, 11)

  • Padre, ya que me los has dado, quiero que estén conmigo donde yo estoy y que contemplen la Gloria que tú ya me das, porque me amabas antes que comenzara el mundo. (Evangelio según San Juan 17, 24)

  • Vivía en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor lo llamó en una visión: «¡Ananías!» Respondió él: «Aquí estoy, Señor.» (Hecho de los Apóstoles 9, 10)


“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina